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[Resumen Semanal XII] Los bonos de Guzmán y el impuesto al viento | USD a 172

Hola, y bienvenidos al Resumen Semanal de noticias Número 12, correspondiente a la segunda semana de noviembre de 2020.
Antes de comenzar queremos agradecer a Osvaldo por esos cafecitos.
TL;DR: video en youtube.
SÁBADO:
DOMINGO:
LUNES:
MARTES:
MIÉRCOLES:
JUEVES:
VIERNES:
Cerramos el resumen con los números de la pandemia:
Si les ha gustado este resumen les agradecemos por sus comentarios y compartidas. Como ya lo hemos dicho no hacemos esto con fines de lucro, pero si alguno quiere hacernos una donación por cafecitos será más que bienvenida. Muchas gracias por todo.
Chao.
submitted by guillepaez to RepArgentina [link] [comments]

[Mega Thread] Origen de palabras y frases argentinas

Estimados rediturros, en base al post del usuario que hoy descubrió la etimología de Michi (gato), vengo a hacerles entrega del thread que se merecen aquellas personas curiosas.
Seguramente faltan varias palabras pero dejo las que fui recolectando. ----
A CADA CHANCHO LE TOCA SU SAN MARTÍN.
Alude al 11 de noviembre, día de San Martín de Tours, patrono de Buenos Aires, que se celebra comiendo lechón. Significa que a todos les llega en algún momento la compensación por sus buenos o malos actos.
A SEGURO SE LO LLEVARON PRESO.
Viene de Jaén, España, donde los delincuentes eran recluídos en el Castillo de Segura de la Sierra. Originalmente se decía `a (la prisión de) Segura se lo llevaron preso`, que advertía de no robar, para no terminar en Segura. Hoy significa que nadie está libre de alguna contingencia.
AL TUN TÚN.
Con la expresión `al tun tún`, los paremiólogos no se ponen de acuerdo: para unos deviene de `ad vultum tuum`, que en latín vulgar significa `al bulto`, y para otros, es una voz creada para sugerir una acción ejecutada de golpe. De cualquier forma, hoy `al tun tun` indica algo hecho sin análisis ni discriminación.
ANANÁ.
Es una fruta nativa de América del Sur, deliciosa, decorativa y habitualmente asociada con los climas tropicales. El vocablo ananá proviene de nana, que en guaraní significa perfumado. Y fueron los colonizadores portugueses quienes adaptaron esta voz original guaraní para acercarla al modo en que hoy la usamos en la Argentina. Otra de sus nominaciones, piña, se debe a Cristóbal Colón, quien al verla por primera vez (en 1493, en la isla de Guadalupe) pensó erróneamente que había encontrado un tipo de piñón de pino.
ATORRANTES.
Lo de `atorrantes` viene de principios del siglo pasado, cuando colocaron unos grandes caños de desagüe en la costanera, frente a la actual Casa de Gobierno, en lo que hoy es Puerto Madero. Éstos tenían la leyenda `A. Torrant et Cie.` (nombre del fabricante francés) bien grande a lo largo de cada segmento de caño, y estuvieron casi más de un año hasta que, por fin, los enterraron. Mientras tanto `se fueron a vivir a los caños` cuanto vago, linyera y sujetos de avería rondaban por la zona y así surgió este dicho. Cuando la gente se refería a las personas que vivían en esos caños, los llamaban "A-Torran-tes". Más adelante se llamó así a toda persona vaga o de mal comportamiento.
BACÁN.
Aunque casi ya no se emplea, podemos escuchar esta palabra en muchísimos tangos de comienzos del siglo XX. “Mina que de puro esquillo con otro bacán se fue”, dice la letra de Ivette, compuesta por Pascual Contursi. “Hoy sos toda una bacana, la vida te ríe y canta”, reza Mano a mano, el clásico de Celedonio Flores. Del genovés baccan (jefe de familia o patrón), el término alude a una persona adinerada, elegante, amante del buen vivir y acompañó un fenómeno social: el surgimiento de la clase media y la figura del hombre capaz de darse ciertos lujos y exhibirlos.
BANCAR.
Con frases como “Yo te banco” o “No te banco más”, bancar es uno de los verbos que más usamos los argentinos para expresar si aguantamos, toleramos o apoyamos a algo o alguien. El origen del término es bastante discutido. Algunas opiniones señalan que alude al banco en el que nos sentamos, en el sentido de que este soporta nuestro cuerpo. Sin embargo, otros argumentan que se trata de una expresión popularizada gracias a los juegos de azar. Es que “bancame” era la súplica que hacían los apostadores a los responsables de la banca en los casinos.
BARDO.
Esta voz comenzó a utilizarse en la década del 80 y se propagó rápidamente, incluso con su verbo derivado: bardear. Se aplica para indicar la ocurrencia de problemas, líos, desorden o embrollos. Para algunos es una especie de “lunfardo del lunfardo” porque se trata de una simplificación del término balurdo, otra locución coloquial que tomamos del italiano (balordo: necio o tonto). Así que están avisados: la próxima vez que digan que algo “es un bardo”, sepan que del otro lado del océano pueden interpretar que se refieren simplemente a una tontería.
BERRETÍN.
Una obsesión, un capricho, una esperanza acariciada sin fundamento racional… eso es un berretín. De origen genovés, donde beretín alude a una especie de gorro o sombrero, la creatividad popular nombró así a los deseos intensos que llevamos en la cabeza. El tango supo recoger esta palabra. Por ejemplo, Niño bien arranca: “Niño bien, pretencioso y engrupido, que tenés el berretín de figurar”. Esta voz, hoy casi en desuso, también llegó al cine. En 1933 se rodó Los tres berretines, la segunda película argentina de cine sonoro que narraba tres pasiones porteñas: fútbol, tango y cine.
BOLÓ.
Sin lugar a dudas, boludo es una de las palabras que identifican a los argentinos y que más transformó su sentido a lo largo de las últimas décadas. De ser agresiva e insultante, se convirtió en una expresión inocente y típica empleada para llamar la atención del otro. En la provincia de Córdoba evolucionó de tal modo que terminó teniendo una sonoridad totalmente diferente: boló. Y la frase “¿Qué hacé’ boló?” podría ser perfectamente el saludo entre dos cordobeses que se tienen la más alta estima.
BOLUDO [Mención especial].
Convertida en un verdadero clásico argentino, boludo (y sus derivados, boludez, boludeo, boludear) fue mutando su significado a través del tiempo.
En el siglo XIX, los gauchos peleaban contra un ejército de lo que en aquella época era una nación desarrolla como la española.
Luchaban contra hombres disciplinados en las mejores academias militares provistos de armas de fuego, artillería, corazas, caballería y el mejor acero toledano, mientras que los criollos (montoneros), de calzoncillo cribado y botas de potro con los dedos al aire, sólo tenían para oponerles pelotas, piedras grandes con un surco por donde ataban un tiento, bolas (las boleadoras) y facones, que algunos amarraban a una caña tacuara y hacían una lanza precaria. Pocos tenían armas de fuego: algún trabuco naranjero o arma larga desactualizada.
Entonces, ¿cuál era la técnica para oponerse a semejante maquinaria bélica como la que traían los realistas? Los gauchos se formaban en tres filas: la primera era la de los "pelotudos", que portaban las pelotas de piedras grandes amarradas con un tiento. La segunda era la de los "lanceros", con facón y tacuara, y, la tercera, la integraban los "boludos" con sus boleadoras o bolas. Cuando los españoles cargaban con su caballería, los pelotudos, haciendo gala de una admirable valentía, los esperaban a pie firme y les pegaban a los caballos en el pecho. De esta forma, rodaban y desmontaban al jinete y provocaban la caída de los que venían atrás. Los lanceros aprovechaban esta circunstancia y pinchaban a los caídos.
En 1890, un diputado de la Nación aludió a lo que hoy llamaríamos "perejiles", diciendo que "no había que ser pelotudo", en referencia a que no había que ir al frente y hacerse matar. En la actualidad, resemantizada, funciona como muletilla e implica un tono amistoso, de confianza. El alcance del término es tan grande que, en el VI Congreso de la Lengua Española, realizado en 2013, el escritor argentino Juan Gelman la eligió como la palabra que mejor nos representa.
BONDI.
A fines del siglo XIX, los pasajes de tranvía en Brasil llevaban escrita la palabra bond (bono en inglés). Por eso, las clases populares comenzaron a referirse al tranvía como bonde (en portugués la “e” suena como nuestra “i”). A partir de entonces, el recorrido del vocablo fue directo: la trajeron los italianos que llegaban desde Brasil y, cuando el tranvía dejó de funcionar en Buenos Aires, se convirtió en sinónimo popular de colectivo.
CAMBALACHE.
Es el título del emblemático tango escrito por Enrique Santos Discépolo en 1935. Pero, ¿sabés qué significa exactamente esta palabra? Originalmente deriva del verbo cambiar y en nuestro país se utilizó para nombrar a las antiguas tiendas de compraventa de objetos usados. Este es el sentido que se le da en el tango cuando dice: “Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remache, vi llorar la Biblia junto al calefón”. Por eso, el significado se transformó en sinónimo de desorden o mezcla confusa de objetos.
CANA.
Existen diferentes versiones para explicar cómo surgió este vocablo que en lunfardo significa unívocamente policía. Una dice que proviene de la abreviatura de canario, que se empleaba en España para designar a los delatores. Aunque la historia más extendida lo ubica en el idioma francés, del término canne, y alude al bastón que portaban los agentes del orden. Como sea, cana pasó a nombrar a la policía y, más tarde, se empleó como sinónimo de cárcel (“ir en cana”). Hoy también se utiliza la expresión “mandar en cana” para decir, con picardía, que dejamos a alguien en evidencia.
CANCHA.
Apasionados por el deporte, los argentinos repetimos frases que ya forman parte de nuestra genética. “El domingo vamos a la cancha” es una de ellas. Como es sabido, cancha es el espacio que se destina a eventos deportivos y, en ocasiones, a algunos espectáculos artísticos. Pero lo que pocos conocen es que esta palabra proviene del quechua, lengua originaria en la que kancha significa lugar plano. La acepción que en la actualidad le damos a esta expresión llegó con la práctica de la lidia de toros y pronto se expandió a todos los deportes.
CANILLITA.
El origen de esta palabra es literalmente literario. La voz se toma de Canillita, una pieza teatral escrita por Florencio Sánchez en los primeros años del siglo XX. El protagonista es un muchacho de 15 años que trabaja en la calle vendiendo periódicos para mantener a su familia. Como sus piernas son muy flaquitas y lleva unos pantalones que le quedaron cortos por los que asoman sus canillas, lo llaman Canillita. Desde 1947, el 7 de noviembre se celebra el Día del Canillita en homenaje a la muerte del gran escritor uruguayo, autor de otra obra emblemática M’hijo el dotor.
CATRASCA.
Puede que, a menudo, muchos de los que utilizan esta palabra para referirse socarronamente a las personas torpes o propensas a los pequeños accidentes no tengan cabal idea de su significado literal. Sucede que esta expresión se establece como síntesis de la frase “Cagada tras cagada”. En la Argentina, se hizo popular en 1977 a partir de la película El gordo catástrofe, protagonizada por Jorge Porcel, quien personificaba un hombre que vivía de accidente en accidente y al que todos llamaban Catrasca.
CHABÓN.
Desde el tango El firulete, de Rodolfo Taboada, que dice “Vos dejá nomás que algún chabón chamuye al cuete y sacudile tu firulete…”, hasta After chabón, el último disco de la banda de rock Sumo, esta voz del lunfardo se instaló en la cultura argentina como sinónimo de muchacho, tipo o pibe. El término deriva de chavó (del idioma caló, usado por el pueblo gitano), que significa joven, muchachuelo. De allí provienen, también, algunas variantes como chavo y chaval, empleadas en diferentes países de habla hispana.
CHAMAMÉ.
La palabra chamamé proviene del guaraní chaá-maì-mé (“estoy bajo la lluvia” o “bajo la sombra estoy”). Según Antonio Sepp, musicólogo jesuita, los nativos se reunían bajo un enorme árbol y, en forma de ronda, hablaban y cantaban ordenadamente a lo largo de la noche; respetaban así la sabiduría de los años, sin negarles un lugar a los más jóvenes. Muchas veces terminaban danzando y desplazándose como en un rito de adoración o gratitud. Es en esos espacios de encuentro donde se cree que nació el chamamé, esa marca de identidad musical de la Mesopotamia.
CHAMIGO.
La oralidad reunió che y amigo en un solo término para dar origen a una tercera palabra: chamigo. En este caso, el vocablo che proviene del guaraní, y no del mapuche ni del valenciano, donde tiene otros significados. En guaraní, che es el pronombre posesivo mi, y por eso chamigo quiere decir mi amigo o amigo mío. Esta voz se emplea en Chaco, Corrientes, Misiones y Entre Ríos, provincias donde la cultura guaranítica tiene mayor peso. “El chamigo es algo más que lo común de un amigo, es esa mano que estrecha con impulso repentino”, canta el chamamecero Antonio Tarragó Ros.
CHANGO.
En el noroeste se usa la palabra chango, o su diminutivo changuito, como sinónimo de niño o muchacho. El término deriva de una voz quechua que significa pequeño. Una zamba dice “Cántale, chango, a mi tierra, con todita tu alma, con toda tu voz, con tu tonadita bien catamarqueña; cántale, changuito, lo mismo que yo”. Nieto, Farías Gómez y Spasiuk son solo tres de los Changos que ha dado el folklore argentino y que llevan este vocablo como apodo, indisolublemente unido a su apellido.
CHANTA.
Se trata de la abreviatura de la voz genovesa ciantapuffi, que significa planta clavos; es decir, persona que no paga sus deudas o que no hace bien su trabajo. Pero en nuestro país, cuando le decimos chanta a alguien, nos referimos a que no es confiable o creíble, que es irresponsable o no se compromete. Aunque también se asocia a la picardía si se emplea para nombrar a aquel que finge y presume cualidades positivas. En otras palabras, un chanta sería un charlatán, un chamuyero. En cambio, “tirarse a chanta” es abandonar las obligaciones o, como se dice en la actualidad, “hacer la plancha”.
CHAUCHA Y PALITO.
Se estima que esta frase nació en nuestro campo y se la usa para referirse a algo de poco beneficio económico o ínfimo valor. El palito alude al de la yerba que flota en el mate mal cebado: aquello que no sirve, que está pero molesta. En el caso de chaucha refuerza el sentido: para el gaucho, básicamente carnívoro, la chaucha era un vegetal sin importancia, barato, del que prefería prescindir. Además, en tiempos de la colonia, chaucha se denominaba una moneda de poco valor. Como decir “poco y nada”, pero referido unívocamente al valor monetario.
CHE.
Es una de las palabras que más nos identifica en el mundo. Casi como una seña personal. La usamos para llamar la atención del otro, para quejarnos o simplemente como interjección. La historia más difundida sostiene que es una voz mapuche que significa gente. Sin embargo, otra teoría señala que proviene de Valencia (España), donde le dan usos similares a los nuestros. Ernesto Guevara, ya que de Che hablamos, debe su apodo a la recurrencia con que empleaba la muletilla en su discurso coloquial.
CHORIPÁN.
A mediados del siglo XIX, los gauchos que habitaban las zonas rurales del Río de la Plata dieron origen a una de las minutas que más caracteriza los domingos de los argentinos: el choripán. El término, que es un acrónimo de chorizo y pan, nació en los tradicionales asados gauchescos cuando comer una achura entre dos trozos de pan empezó a ser costumbre. Hoy, a esta denominación que ya es un símbolo identitario de nuestro vocabulario, se le acoplaron dos sándwiches más: vaciopán y morcipán.
COLIFA.
Colifa es un término muy popular que empleamos para expresar, con cierta ternura, que alguien está loco, piantado o rayado. Aunque el sentido común nos lleva a pensar que proviene del término colifato, los estudiosos explican que coli deriva del vocablo italiano coló (que significa, justamente, chiflado). A su vez, colo es loco al vesre ()al revés en lunfardo). Entonces, colifato, y su apócope colifa, aparecen como transformaciones de ese término original que en el habla de la calle sumó sílabas con fines únicamente creativos.
CROTO.
La expresión `Croto` se remonta a la década del `20, cuando el entonces Ministro de Obras Públicas y Transporte, Crotto, implementó una especie de certificado de pobreza y cuyo portador podía viajar gratis en los tranvías y trenes. Hoy en día se denomina con este nombre a toda persona mal vestida que con su apariencia denota su estado de indigencia.
CUARTETO.
En cualquier lugar del mundo se denomina cuarteto a un conjunto de cuatro integrantes, pero para los argentinos se trata, además, de un género musical con influencias de la tarantela y el pasodoble. Este ritmo tropical, que comenzó a bailarse en las zonas rurales de la provincia de Córdoba durante la década del 40 y se popularizó en todo el país en los 90, es una creación cien por ciento argentina. Sus dos exponentes más emblemáticos, Carlos “La Mona” Jiménez y Rodrigo Bueno, convirtieron a este género en una alegre y festiva marca de identidad.
DEL AÑO DEL ÑAUPA.
Se trata de una expresión muy antigua y, decirlo así, puede parecer redundante. Porque ñaupa es una voz quechua que significa viejo o antiguo. En general, se emplea para aludir a un acontecimiento que data de tiempo atrás. La creencia popular considera que Ñaupa fue una persona que tuvo una existencia asombrosamente prolongada. Muy utilizado en la década del 30, suele asociarse al lunfardo, en especial cuando se dice que un tango es “del año del ñaupa”. Su equivalente en España es “del tiempo de Maricastaña”. La versión moderna sería "del año del orto"
DESPIPLUME.
Muchas veces, los medios de comunicación masiva logran instalar expresiones en el habla cotidiana gracias a memorables personajes de ficción y, también, a los guiones de algunas publicidades. Es el caso de despiplume, una voz que nació en la década del 70 en un spot de la famosa marca de coñac Tres plumas protagonizado por Susana Giménez. A través de un juego de palabras, la idea fue asociar el término despiole al producto. Sin dudas, lo lograron, pues si bien hoy la expresión casi no se usa, cualquiera sabe qué queremos decir cuando afirmamos que “esto es un despiplume”.
DULCE DE LECHE.
“Más argentino que el dulce de leche”, dice la expresión popular. Sin embargo, son varios los países que se atribuyen su creación. Nuestra versión cuenta que esta delicia nacional nace de una casualidad. En 1829, Juan Manuel de Rosas esperaba a Juan Lavalle, su enemigo político, en una estancia. La criada hervía leche con azúcar para cebar el mate y olvidó la preparación por largo tiempo en el fuego. Aún así, Rosas quiso probar la sustancia espesa y amarronada que se había formado en la olla. Para sorpresa de la criada, le encantó y decidió bautizarla dulce criollo.
EN PAMPA Y LA VÍA.
Quedarse sin un peso, agotar los recursos, tener que vender la casa… Cualquiera de estas circunstancias puede expresarse con el mismo dicho: “Me quedé en Pampa y la vía”. ¿Alguna vez escuchaste de dónde viene este dicho? Tiene una ubicación geográfica muy precisa porque la calle La Pampa se cruza con la vía del tren muy cerca del hipódromo de Buenos Aires. Cuenta la leyenda que los jugadores que apostaban a los caballos, cuando tenían un día de mala racha y lo perdían todo, se iban del barrio en un ómnibus que salía del cruce de Pampa y la vía.
FIACA.
La historia de esta palabra –que todos asociamos a la pereza y desgano– se origina en el habla de los almaceneros de barrio procedentes de Italia. En genovés, fiacún alude al cansancio provocado por la falta de alimentación adecuada. Y fueron estos comerciantes quienes diseminaron el término que, con el uso coloquial, se transformó en fiaca. Como habrá sido que se instaló, que una de las famosas Aguafuertes porteñas de Roberto Arlt se refiere al tema: “No hay porteño, desde la Boca a Núñez, y desde Núñez a Corrales, que no haya dicho alguna vez: ‘Hoy estoy con fiaca”.
GAMBETA.
Proviene de gamba, que en italiano significa pierna, y es un término que usamos en diferentes contextos. Por ejemplo, “hacer la gamba” es ayudar a otra persona. Claro que, si las cosas no salen bien, decimos que lo que hicimos fue “meter la gamba”. Puntualmente, gambeta refiere a un movimiento de danza que consiste en cruzar las piernas en el aire. Pero en el Río de la Plata funciona como metáfora de otro arte, el fútbol: porque en el campo de juego, gambeta es el movimiento que hace el jugador para evitar que el contrario le arrebate la pelota. Por eso, en el uso cotidiano, cuando sorteamos obstáculos decimos que gambeteamos.
GAUCHADA.
En nuestro lenguaje cotidiano, hacer una gauchada es ayudar a alguien sin esperar nada a cambio. La gauchada era una actitud típica de los gauchos, un gesto completo de solidaridad. Es que estos hombres cumplieron un rol clave en la guerra de la Independencia por su valentía, habilidad para cabalgar y gran conocimiento del territorio. Por el contrario, hacer una guachada es cometer una traición, aunque detrás de esta expresión haya un sentido más trágico que desleal. Y es que guacho refiere a la cría animal que perdió a su madre, y por extensión, a los niños huérfanos.
GIL.
A la hora de dirigirse a alguien en forma peyorativa, gil es una de las expresiones preferidas por los argentinos. Asociada a la ingenuidad o a la falta de experiencia, algunos sostienen que proviene de perejil, otra voz coloquial que en una de sus acepciones puede emplearse con un significado parecido, puesto que hasta hace unos años era una hortaliza tan barata que los verduleros directamente la regalaban. Sin embargo, gil proviene del caló, una antigua lengua gitana en la que gilí quiere decir inexperto.
GUACHO.
En el campo se denomina como guacho al ternero que queda huérfano.
GUARANGO.
Es lamentable, pero algunas palabras que usamos cotidianamente provienen de situaciones históricas de discriminación y exclusión. Es el caso de guarango, que si bien en la actualidad se emplea como sinónimo de grosero, maleducado o malhablado, fue instalada por los españoles de la conquista como referencia despectiva y racista hacia los nativos que hablaban en guaraní. Decirle guarango a la persona que emplea un vocabulario soez es ofensivo pero no por la adjetivación que pretende, sino porque su origen alude a una descalificación arbitraria.
GUASO.
La frecuencia con que se emplea el término guaso en Córdoba lo convierte en un cordobesismo. Pero ser guaso en esta provincia tiene por lo menos dos niveles. Cuando alude a un hombre: “El guaso estaba tomando algo en el bar”, la palabra solo sirve para definirlo como individuo masculino (en este caso, guaso funciona como sinónimo de tipo, chabón, etc.). Pero también se emplea para hacer referencia a alguien grosero o de poca educación: “No seai guaso vo’”. Y es tal la dinámica del vocablo que permite hiperbolizarlo, de manera que algo guaso pueda crecer hasta ser guasaso.
GUITA.
En lunfardo, el dinero tiene infinidad de sinónimos: mango, viyuya, morlaco, vento, mosca, tarasca. También existe un lenguaje propio para hablar de su valor: luca es mil, gamba es cien y palo es millón. Sin embargo, el origen del término guita es difícil de rastrear. Una de las versiones más difundidas sostiene que proviene del alemán, específicamente del germano antiguo, de la voz witta, usada para denominar algo fundamental sin lo cual no se puede vivir. A su vez, witta también proviene del latín vita que significa vida.
GURÍ.
¿Alguna vez te dijeron gurí o gurisa? Seguramente fue cuando todavía eras un chico. Porque el término proviene de la voz guaraní ngiri y significa muchacho, niño. Es una palabra que podemos escuchar en Corrientes, Misiones y Entre Ríos, y por supuesto también en la República Oriental del Uruguay. “¡Tu recuerdo ya no es una postal, Posadas! Ni tu yerbatal, ni tu tierra colorada. Con un sapukay siento que tu voz me llama porque tengo en mí, alma de gurí”, dice la letra del chamamé Alma de gurí.
HUMITA.
La humita es mucho más que un gusto de empanada. Pero son pocos los que saben que la palabra proviene de la voz quechua jumint’a, un alimento que preparaban los antiguos pueblos indígenas del continente (incas, mayas y aztecas). Hecho a base de choclo triturado, la preparación incorpora cebolla, tomate y ají molido, se sirve envuelto en las mismas hojas de la planta del maíz. Este delicioso y nutritivo plato es típico de Chile, Bolivia, Ecuador, Perú y el norte argentino.
IRSE AL HUMO.
“Se me vino al humo” es una imagen cotidiana en el habla de los argentinos. El dicho alude al modo en que los indígenas convocaban a los malones y figura en el Martín Fierro, de José Hernández: “Su señal es un humito que se eleva muy arriba / De todas partes se vienen / a engrosar la comitiva”. Pero también la registra Lucio V. Mansilla en Una excursión a los indios Ranqueles: “El fuego y el humo traicionan al hombre de las pampas”, escribe dando a entender que una fogata mal apagada o la pólvora que quemaban los fusiles bastaban para que lanzas y boleadoras acudiesen a la humareda.
LABURAR.
Laburar surge naturalmente del verbo lavorare (trabajar en italiano), que a su vez deriva de labor en latín, cuyo significado es fatiga, esfuerzo. La connotación negativa se encuentra también en los orígenes del término en español ya que trabajar proviene del vocablo latín tripalium, traducido como tres palos: un instrumento de castigo físico que se usaba contra los esclavos. De modo que si bien el laburo dignifica y es salud; el origen de su locución nos remonta a situaciones que poco tienen que ver con esos significados.
MATE.
La propuesta es natural en cualquier parte: “¿Y si nos tomamos unos mates?”. Esta infusión, la más amada por los argentinos, toma su nombre, como muchas otras palabras, de la lengua quechua. Porque mati es la voz que empleaban los pueblos originarios para referirse a cualquier utensilio para beber. Y es que mate tiene la particularidad de aludir al contenido, pero también al continente. Un término que para los rioplatenses significa mucho más que una bebida. Porque la mateada es un ritual, un espacio de encuentro y celebración.
MORFAR.
Proviene de la palabra italiana morfa que significa boca. Con el tiempo y el uso, la expresión adquirió nuevos sentidos: padecer, sobrellevar, sufrir: “Me morfé cuatro horas de cola”. En el ámbito del deporte, especialmente en el terreno futbolístico, suele emplearse el giro “morfarse la pelota”, algo así como jugar solo sin pasar el balón a los otros jugadores. Pero tan instalado estaba el término en la década del 30, que el historietista Guillermo Divito creó un personaje para la revista Rico Tipo que se llamaba Pochita Morfoni, una señora a la que le gustaba mucho comer.
MOSCATO.
Quizás los más jóvenes asocian el término a la famosa canción de Memphis La Blusera, Moscato, pizza y fainá. Sin embargo, el tradicional vino dulce, llamado así porque está hecho con uva moscatel, perdura más allá del blues local y sigue siendo un clásico de los bodegones y pizzerías de todo el país. El hábito llegó con los inmigrantes italianos a fines del siglo XIX, pero la costumbre de servirlo cuando se come una buena porción de muzzarella es propia de nuestro país y comenzó a establecerse allá por 1930.
NO QUIERE MÁS LOLA.
Lola era el nombre de una galleta sin aditivos que a principios del siglo XX integraba la dieta de hospital. Por eso, cuando alguien moría, se decía: `Este no quiere más Lola`. Y, desde entonces, se aplica a quien no quiere seguir intentando lo imposible.
ÑANDÚ.
De norte a sur y hasta la provincia de Río Negro, el ñandú es una de las aves que más se destaca en los paisajes de la Argentina. Este fabuloso animal de gran porte, que puede llegar a medir hasta 1,80 m de altura, toma su nombre de la lengua guaraní, en la que ñandú significa araña. La explicación alude a las semejanzas entre los elementos de la naturaleza. Los pueblos originarios veían un notorio parecido entre el plumaje del avestruz americano -y las figuras que se forman en él- y los arácnidos que habitan las regiones subtropicales.
NI EN PEDO.
Para ser tajantes, a veces decimos que no haremos algo "Ni en pedo", "Ni mamado", o “Ni ebrios ni dormidos”. Algunos sostienen que la expresión nació cuando Manuel Belgrano encontró a un centinela borracho y dormido. Enseguida, habría establecido una norma por la que “ningún vigía podía estar ebrio o dormido en su puesto”. Otra versión dice que, tras el triunfo en Suipacha, alguien alcoholizado propuso un brindis “por el primer Rey y Emperador de América, Don Cornelio Saavedra”. Mariano Moreno se enteró y lo desterró diciendo que nadie “ni ebrio ni dormido debe tener expresiones contra la libertad de su país”.
NO QUIERE MÁS LOLA.
Cuando no queremos más complicaciones, nos cansamos de participar en algo, o necesitamos cesar alguna actividad, decimos: “No quiero más lola”. En la Buenos Aires de 1930 se fabricaban las galletitas Lola. Elaboradas con ingredientes saludables, eran indicadas en las dietas de los hospitales. En ese contexto, cuando un enfermo podía empezar a ingerir otro tipo de alimentos, se decía que “No quería más lola”. Otro uso, más oscuro: cuando fallecía un paciente internado, obviamente, dejaba de comer. De ahí el dicho popular: “Este no quiere más lola”.
PANDITO.
Los mendocinos emplean muchos términos propios que pueden escucharse en su territorio y también, debido a la cercanía, en Chile (y viceversa). Una de las voces más representativas de este intercambio lingüístico es guón, apócope del huevón chileno. Existen algunas otras, pero menos conocidas. Por ejemplo, pandito. ¿Pero qué significa? Proviene de pando y quiere decir llano o poco profundo. “Me quedo en lo pandito de la pileta” o “Donde topa lo pandito”, que alude a donde termina el llano y comienza la montaña.
PAPUSA.
El lunfardo, la creatividad de la calle y el tango se ocupan de piropear y resaltar la belleza de la mujer. Quizá, una de las palabras que mejor lo hace sea papusa, empleada para referirse a una chica bonita, atractiva o espléndida. Este término, que también funciona como sinónimo de papirusa, se puede encontrar en clásicos del tango rioplatense como El ciruja, de Alfredo Marino, o ¡Che, papusa, oí!, de Enrique Cadícamo, que inmortalizó los versos “Che papusa, oí los acordes melodiosos que modula el bandoneón”.
PATOVICA.
Llamamos patovicas a quienes se ocupan de la seguridad de los locales bailables. Pero esta expresión nació lejos de las discotecas y cerca de los corrales avícolas. Allá por 1900, Víctor Casterán fundó en Ingeniero Maschwitz un criadero de patos y lo llamó Viccas, como las primeras letras de su nombre y su apellido. Alimentados con leche y cereales, los patos Viccas eran fornidos y sin grasa. La semejanza entre estos animales y los musculosos de los gimnasios surgió enseguida. Que los hercúleos custodios de los boliches terminaran cargando con ese mote, fue cuestión de sentarse a esperar.
PIBE.
Los rioplatenses suelen utilizar la expresión pibe como sinónimo de niño o joven. Existen diferentes versiones sobre su origen. La más difundida señala que proviene del italiano, algunos creen que del lombardo pivello (aprendiz, novato) y otros que se tomó del vocablo genovés pive (muchacho de los mandados). Pero la explicación española aporta el toque de humor. La palabra pibe, del catalán pevet (pebete), denominaba una suerte de sahumerio que gracias a la ironía popular y la subversión del sentido pasó a nombrar a los adolescentes, propensos a los olores fuertes.
PIPÍ CUCÚ.
Este argentinismo se usa para decir que algo es espléndido o sofisticado. La divertida leyenda cuenta que se popularizó en la década del 70 cuando Carlos Monzón llegó a París para pelear con el francés Jean-Claude Bouttier. Antes del combate, el argentino recibió la llave de la ciudad y, al tomar el micrófono para agradecer el honor, se dispuso a repetir el discurso que había ensayado largamente. La carcajada de la platea se desató cuando Monzón, en lugar de decir “merci beaucoup” (muchas gracias en francés) tal como lo había practicado, expresó algo nervioso: “pipí cucú”.
PIRARSE.
Pirarse es piantarse. Es decir, “irse, tomarse el buque”. Y literalmente así nace este verbo. El piróscafo era un barco a vapor que, en los primeros años del siglo XX, constituía la forma más rápida de viajar de un continente al otro. Por eso, la expresión “tomarse el piro” empezó a usarse para decir que alguien se marchaba de un lugar de manera apresurada. Sin embargo, el tiempo le otorgó otro significado: el que se iba, podía hacerlo alejándose de la realidad: “Está pirado”, “No le digas así que se pira”. Entonces, pirarse pasó a ser sinónimo de enloquecer.
PONCHO.
El poncho es una prenda sudamericana típica por definición que forma parte de la tradición criolla. Por simpleza, comodidad y capacidad de abrigo, es utilizado hasta el día de hoy en la Argentina, Chile, Ecuador y Bolivia. El origen de la palabra que lo denomina tiene muchísimas variantes, pero una de las más difundidas explica que proviene del quechua, punchu, con el mismo significado. Otra versión la relaciona con punchaw (día en quechua), como una analogía entre el amanecer de un nuevo día y la acción de emerger la cabeza a través del tajo del poncho.
PORORÓ.
Si algo destaca al maíz y a sus distintas preparaciones en todo el mundo, especialmente en Latinoamérica, es la gran cantidad de voces que lo nombran. Lo que en Buenos Aires se conoce como pochoclo y en otros países son rosetas de maíz; en Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Chaco, Formosa y Santa Fe se le llama pororó. Esta palabra encuentra su origen en el guaraní. Es que los nativos le decían pororó a todo aquello que generaba un sonido estruendoso y, como es sabido, la preparación de este alimento, provoca la idea de pequeñas explosiones.
TANGO.
El tango es uno de nuestros géneros musicales y de danza más tradicionales. Sin embargo, la etimología de su nombre es objeto de fuertes controversias. Hay quienes dicen que el término proviene de tangomao, un africanismo con el que se definía a los traficantes de esclavos en la época colonial. De este modo, en América se llamó tango a los sitios donde se reunían los africanos para bailar y cantar. Otra teoría señala que el mismo vocablo entró en la segunda mitad del siglo XIX, desde Cuba y Andalucía, para denominar un género musical que en el Río de la Plata adquirió su propia idiosincrasia.
TENER LA VACA ATADA.
“Vos tenés la vaca atada”, le decimos a quien disfruta de un garantizado bienestar económico. El dicho nace en el siglo XIX, cuando en la Argentina se impuso el modelo agroexportador y muchos estancieros se enriquecieron gracias a la vasta cantidad de hectáreas que podían explotar. En aquellos tiempos, era común que los nuevos ricos viajaran a Europa con sus familias. Era costumbre que también llevaran a su personal de servicio y una vaca para obtener la leche para sus hijos durante el viaje. El animal tenía que viajar sujeto en un rincón de la bodega del barco. Esa es la famosa vaca atada.
TILINGO.
Hay palabras que, como si se tratara de una moda, aparecen y desaparecen del uso cotidiano según el contexto histórico. Es el caso de tilingo, la expresión popularizada por Arturo Jauretche, quien la instaló en el habla de los argentinos como un adjetivo para calificar a las personas que se preocupan por cosas insignificantes y ambicionan pertenecer a una clase social más alta. Además, este pensador emblemático del siglo XX actualizó el empleo de cipayo e introdujo los términos vendepatria y medio pelo.
TIRAR MANTECA AL TECHO.
Seguramente más de una vez le habrás dicho a alguien: “Dejá de tirar manteca al techo”. El giro busca expresar la idea de un gasto ostentoso e innecesario y su origen se ubica en la Buenos Aires de 1920. Por entonces, los jóvenes adinerados se divertían en los restaurantes de moda arrojando rulitos de manteca con el tenedor. Le apuntaban al techo y el objetivo era competir para ver quién era capaz de dejar pegados más trozos al cielo raso, o cuál de todos se mantenía adherido por más tiempo. Una práctica absurda de la que, afortunadamente, solo nos queda la expresión cotidiana.
TODO BICHO QUE CAMINA VA A PARAR AL ASADOR.
Tomado del Martín Fierro, el libro de José Hernández icono de la literatura gauchesca, este refrán se basa en la idea de que cualquier animal se presta para ser asado y comido. Sabido es que en la Argentina amamos los asados y todo el ritual que los envuelve. Pero, además, con el tiempo el dicho “Todo bicho que camina va a parar al asador” evolucionó sumando otros significados. Durante las décadas del 40 y 50, la frase fue utilizada también para hacer alusión a las cosas o personas cuyas acciones tienen un final previsible.
TRUCHO.
Desde hace algunas décadas es un término de uso ineludible en nuestro lenguaje cotidiano. Para los argentinos, las cosas falsas, tramposas o de mala calidad son truchas. Y dentro de esa categoría entran también las personas fraudulentas. Deriva de la palabra truchimán, muy común en el español antiguo y que refiere a personas sin escrúpulos. El empleo de trucho se hizo popular en 1986 cuando, a raíz de la crisis ecológica causada por algunas empresas en el río Paraná, el periodista Lalo Mir comentó en su programa radial que los funcionarios debían dar la trucha (cara) porque si no eran unos truchos.
VAGO.
Córdoba tiene su propia tonada, su propia forma de hablar y, claro, su modo particular para usar las palabras. En cualquier otra región, el término vago hace referencia a alguien perezoso, a un holgazán que nunca tiene ganas de hacer nada. Pero en esta provincia, vago puede ser cualquiera. Es que la palabra se utiliza para dirigirse a otra persona en forma totalmente desenfadada. Así, una frase como “El vago ese quiere trabajar todo el día” no encierra ninguna contradicción si es pronunciada dentro de los límites del territorio cordobés.
VIVA LA PEPA.
Contra lo que pudiese creerse, `viva la Pepa` no es el grito de alegría de un buscador de oro, sino el que usaban los liberales españoles en adhesión a la Constitución de Cádiz, promulgada el 19 de marzo de 1812, en la festividad de San José Obrero. Como a los José se los apoda Pepe, en vez de decir `viva la Constitución` -lo que conllevaba llegar a ser reprimidos- los liberales gritaban `viva la Pepa`. Hoy, en Argentina, su significado se ha desvirtuado y se parece a `piedra libre`.
YETA.
Significa mala suerte y se cree que deriva de las palabras napolitanas jettatura (mal de ojos) y jettatore (hombre maléfico que con su presencia produce daño a los demás). En 1904 se estrenó la obra ¡Jettatore!, de Gregorio de Laferrere, sobre un hombre con un aura funesta, y, desde entonces, los supersticiosos mantienen viva la palabra yeta. Por ejemplo, se emplea la expresión “¡Qué yeta!” en lugar de “¡Qué mala suerte!” ante una situación desafortunada. También se dice que alguien es yeta cuando se sospecha que trae mala suerte o que está enyetado cuando todo le sale mal.
ZAMBA.
No hay que confundir zamba, género folklórico argentino, con samba, música popular brasileña. Porque el simple cambio de una letra nos puede hacer viajar de una cultura a otra. La historia cuenta que durante la conquista española se denominaba zambo al hijo varón de un negro con una indígena. Por extensión, la música y la danza de esta comunidad pasó a llamarse zamba, ya que las coplas que se cantaban iban dirigidas a las mujeres. Esta danza proviene de la zamacueca peruana que, al llegar a la Argentina, incorporó el pañuelo como elemento característico.
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Un review de AquaFan (el nuevo parque acuatico del Parque de la Costa)

Bueno, hace como un mes en un post relacionado al verano dije que tenia la intención de ir a AquaFan y luego comentar como era. Si bien es probable que muchos ya hayan ido, queria dejarles un review para los que no fueron por si les sirve de algo. Primero el album de fotos: http://imgur.com/a/fpFg8 Fui ayer Lunes feriado, sabiendo que el parque abre a las 11 am, nos subimos al auto de uno de mis amigos a eso de las 10:15. El camino hacia el Tigre como se podia prever fue bastante agil y bajamos del acceso a las 11:15, el problema fue que desde ese momento hasta que efectivamente estacionamos el auto paso exactamente 1 hora. Como era de imaginarse, todo el mundo tuvo la misma idea que nosotros. Para estacionar el auto esta el estacionamiento del Parque, pero como habia tanta gente, terminamos estacionandolo en el Trillenium (el casino esta al lado), el cual nos cobro 100 $ la estadia (creo que el parque cobra aproximadamente lo mismo). Despues de estacionar caminamos a la entrada del Parque donde nos recibio una cola de por lo menos 10 metros, que avanzaba bastante lenta (estuvimos por lo menos 20'). Llegas a la caja y te encontras con un cartel que te avisa que la municipalidad de Tigre cobra 5$ de un impuesto por espectaculos al aire libre, lo cual hace que el importe de AquaFan por el día 265$+5$=270$ (hasta este momento pasaron 2:20 hs, gastamos $270+25$ del estacionamiento y $10 por los peajes). Entramos al parque (previa revision del personal de seguridad a nuestros bolsos). El parque esta bastante bien, es un poco mas chico que el Parque de la Costa, pero al ser todo al aire libre se siente mas amplio. Una vez adentro, algunos teníamos que cambiarnos, para lo que necesitamos de 5' para encontrar el vestuario (el cual solo tiene unas duchas y donde no hay baño), una vez cambiados, tenia la ilusión de dejar mi bolso en un locker. Caminando unos metros encontre otra cola para dejar las cosas en unos lockers (obvio que tambien lo cobran) la misma cola constaba de por lo menos otros 15 metros mas y se movia a paso de tortuga, despues de esperar 5' mas y siendo ya pasadas las 13 hs, me rendi y decidi andar el resto del día con el bolso. Al toque nuestro plan fue el de comer algo rapidito para poder aprovechar el resto de la tarde. Entonces nos dirigimos hacia la zona del patio de comidas: el parque cuenta con unos restaurantes cubiertos y algunos locales de comida al exterior. Fuimos al que estaba al aire libre y.... oh casualidad, otra cola de por lo menos 10 minutos. Comi la hamburguesa mas decepcionante de mi vida y finalmente enfilamos para el agua. Encontre una reposera vacia, donde dejamos dos bolsos y cuatro toallones y finalmente me mande desesperadamente a la pileta de olas. La pileta debe tener un ancho de diez metros por veinte de largo, llegara a una profundidad de 3 metros y forma olas a cada hora en punto durante un rato. Despues de pasar veinte minutos jugando con el cloro, digo agua, sali y enfile para el juego "El Abismo". Accedes al juego subiendo unas escaleras y tenes que esperar en una pasarela, ahi estuve no menos de 15 minutos para luego tener que subir 16 pisos por escalera, en los ultimos dos tramos se formaba la fila donde habre tenido que esperar otros 5 minutos. Finalmente llegas a la cima: una plataforma donde esta el tobogan y el supervisor mirando que te tires. El juego arranca con una inclinacion de como 30 grados, al tirarte sentis la adrenalina en la boca del estomago, pero la caida libre no dura mas de 10 segundos, despues tenes que salir inmediatamente de la pileta. A todo esto ya eran casi las 3 de la tarde, decidimos chapotear un rato mas en la pileta de olas y despues nos despedimos. Para resumir: llenisimo de gente, muchos nenes, colas largas para absolutamente todo, los juegos valen la pena pero me parece que lo ideal es ir un día de semana y escaparle al malón. Espero que a alguno le sirva mi experiencia y sino... no se, contemplare mis elecciones de vida, que se yo? Edit: Por pedido popular, mando un Tl:Dr: Aquafan está bueno, pero colas largas y cobran todo, ideal ir temprano y no finde.
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Interludio V

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Interludio V

"¿Esto es lo que querías?", El adolescente con barba en su mentón y la capucha arriba, le entregó la bolsa de papel.
Manos anchas con las uñas arruinadas y podridas de color marrón recorrieron el contenido. “Lo es. Aquí.” La voz era ligeramente acentuada, las palabras y los sonidos eran muy cuidadosos, como si no se sintiera cómodo con el inglés.
El joven extendió la mano y sus ojos se agrandaron cuando un manojo de billetes se presionó en sus manos.
“Esto es... más de lo que pensé que sería.”
“¿Te estás quejando?”
El joven negó con la cabeza.
Gregor el Caracol se metió las manos en los bolsillos, como para esconder las uñas y los bultos que le salpicaban el dorso de las manos como costras. Cada uno de las protuberancias duras, que podrían haber sido conchas o escamas, ninguna más grande que un dólar de plata, tenía una prominente forma de espiral. Por mucho que pudiera meterse las manos en los bolsillos, no podía ocultar su rostro. No tenía cabello en la cabeza, ni siquiera cejas o pestañas, y las protuberancias duras le cubrían la cara como un caso terminal de acné. Lo más extraño y desconcertante de todo era el hecho de que su piel pálida era lo suficientemente translúcida como para poder ver las sombras de su esqueleto, sus dientes y la lengua en su boca.
“Como puedes ver”, dijo Gregor, sin ninguna afectación, “sería difícil para mí entrar a una tienda y hacer simples compras. No me gusta depender de mis amigos para esto. Me hace sentir en deuda con ellos, y eso no es bueno para las amistades. Si estás interesado en repetir este tipo de transacción, estando de guardia para hacer diligencias por mí durante un tiempo, podría arreglarse.”
“¿En serio?” El chico se frotó la barbilla, “¿Por cuánto tiempo?”
“Hasta que llamé y no puedas o no quieras hacer mi mandado. Si esto sucediera más de una vez, o si la razón no fuera buena, encontraría a otra persona, como lo hice con la última persona.”
“¿No lo lastimaste ni nada?”
“No. No lo hice. Decidió que prefería pasar la noche con su novia. No lo he llamado nuevamente.”
“¿Esto no será nada ilegal?”
“No. Sin drogas, sin prostitutas, sin armas.”
“Entonces me llamas, salgo corriendo y te consigo alimentos, o ropa, o comida para llevar, o champú, o lo que sea, y me pagas tres-”
“Eso es cuatro. Y no tengo pelo, así que no necesitarías preocuparte por el champú.”
“Claro. Lo siento. Entonces, ¿cuatrocientos dólares cada vez? ¿Cuál es el truco?”
“Sin trucos. Tengo dinero, me gusta que las cosas sean convenientes. Solo una pequeña posibilidad de problemas. Mi primer asistente, ella renunció porque estaba preocupada de que mis enemigos la usen para llegar a mí. No negaré que esto es posible.”
“¿Tienes enemigos?”
“Sí. Pero todavía no ha habido un caso en que alguno de mis asistentes tuvo problemas con ellos.”
“¿Alguno de ellos se metió en problemas?”
“El último asistente, el chico con la novia. Pensó que podría conseguir más dinero, porque podría ir a la policía y contarles lo que sabía de mí. Tuvo la suerte de intentar esto cuando estaba de buen humor. Yo lo disuadí. Trabajó para mí durante dos meses después de eso sin ninguna queja. No fuimos amistosos, fue puro negocio. Recomendaría, amablemente, que no intentes lo mismo.”
“Oye. Vive y deja vivir, ¿verdad?”
“Ese es un buen dicho.”
“Bueno. Quiero ir a la universidad este otoño, y esto suena muchísimo mejor que trabajar por el salario mínimo de durante cincuenta horas a la semana. Aquí, mi número de teléfono celular”, él entregó su teléfono.
Gregor el Caracol se tomó un segundo para poner el número en su propio teléfono. “Lo tengo. Llamaré.”
Fueron cada uno por su camino.
Gregor caminó por las calles laterales del centro de Brockton Bay con la capucha de su sudadera proyectando su rostro en la sombra. Cualquiera que se cruzara en su camino y mirara debajo de su capucha se apresuró a mirar hacia otro lado. Avergonzado, asustado. Aquellos que lo vieron desde lejos lo consideraban también como monstruoso, pero de una manera diferente. Para ellos, él era simplemente uno de los obesos mórbidos. Un hombre en de entre veinte largos o pocos treinta, casi tres veces el peso que debería tener para su altura de metro setenta y ocho. Su peso, lo sabía, era una de las cosas raras en este mundo moderno que alguien podría usar para burlarse de él abiertamente.
Le había llevado años llegar a aceptar esto. El ser uno de los monstruos.
Cuando llegó a su destino, el palpitante latido de la música llegó a sus oídos. El club estaba a dos cuadras de Lord Street, y había una línea que se extendía por el costado del edificio. Letras amarillas que brillaban intensamente en una letra casi intencionalmente simple deletreaban 'Palanquin'.
Se saltó la línea y se dirigió directamente hacia la puerta de entrada. Un fornido portero hispano con una barba que trazaba los bordes de su mandíbula desabrochó la cerca de la cadena para dejarlo pasar.
“¿Qué demonios?”, Se quejó una de las chicas que estaba al frente de la fila. “Estuvimos esperando cuarenta y cinco minutos, ¿Y dejaste entrar a ese gordo de mierda?”
“Fuera de la fila”, dijo el portero, su voz aburrida.
“¿Qué carajo? ¿Por qué?”
“Acabas de insultar al hermano del dueño, idiota”, le dijo el portero, “Fuera de la fila. Tú y tus amigos están vetados.”
Gregor sonrió y negó con la cabeza. La línea que el portero había usado era basura, por supuesto, él no era el hermano del propietario. Pero fue agradable ver a uno de los imbéciles recibiendo lo que merecían.
Había trabajado como gorila para clubes que buscaban a alguien más exótico y llamativo, cuando se estaba poniendo de pie por primera vez, por lo que sabía que la línea que veías por la puerta rara vez indicaba cuántas personas había en el interior. Un club vacío podría tener una fila de personas esperando para entrar, para dar la imagen correcta. A pesar de que era martes por la noche, Palanquin no tenía necesidad de tales engaños. Estaba lleno de gente. Gregor navegó con cuidado entre la multitud de bailarines y personas que sostenían tragos, hasta que llegó a una escalera custodiada por un portero. Al igual que con la puerta de entrada, su entrada a la escalera era automática, incuestionable.
El balcón del piso de arriba no estaba lleno de gente, y los que estaban presentes, una docena más o menos, estaban casi deshuesados ​​en su letargo. Sobre todo chicas, yacían boca abajo en los sofás y en las cabinas de todo el balcón que daba a la pista de baile. Solo tres personas estaban más o menos alerta cuando Gregor se acercó.
“¡Gregor, mi muchacho!” Newter sonrió de oreja a oreja. Gregor captó el más breve destello de disgusto en la cara de una de las chicas que estaban sentadas con Newter, mientras lo miraba. Ella era una rubia con lápiz labial azul y reflejos rosados ​​en su cabello. Si Gregor hubiera estado trabajando como portero, habría revisado su identificación, la habría comprobado dos veces, y aunque pareciera real, la habría echado de todas maneras por ser demasiado joven. Ella no podría haber tenido más de dieciséis años.
Aún así, eso era más o menos la edad de Newter, y no podía culpar al chico por estar interesado en alguien de su edad.
La otra chica, de cabello oscuro, tenía un aspecto europeo en sus facciones. Ella no mostró tal disgusto. Cuando ella le sonrió, no había señales de que la expresión fuera forzada. Eso fue raro e interesante.
“Traje tu cena”, dijo Gregor.
“¡Buen hombre! ¡Trae una silla!”
“Los otros también querrán su comida.”
“Levanta una silla, vamos. Aquí tengo dos chicas deslumbrantes, y no me creen cuando les estoy hablando de algunos de los trabajos más geniales que hemos realizado. Necesito respaldo aquí, hermano.”
“Yo no creo que sea una buena idea hablar de estas cosas”, dijo Gregor. Él permaneció de pie.Newter tomó la bolsa y agarró un sándwich de adentro. “Todo bien. Faultline se unió a la conversación hace un rato, por lo que obviamente no le parece un problema. No van a hablar, ¿verdad, Laura? ¿Mary?”
Cada chica negó con la cabeza cuando Newter les preguntó por su nombre. Eso le permitió a Gregor etiquetar a la chica de cabello oscuro como Laura y la chica con el lápiz labial azul como Mary.
“Si Faultline dijo que estaba bien”, dijo Gregor. Cogió la bolsa de Newter y encontró su propio sándwich. “Laura y Mary, lo siento, los otros sándwiches que tengo aquí están reservados. Podría ofrecerles algo del mío, si quisieran.”
“Está bien, no tengo hambre”, respondió Laura, “Me gusta tu acento. ¿Es noruego?”
Gregor terminó su primer bocado, tragó saliva y negó con la cabeza, “No estoy seguro. Pero he hablado con un experto y él dice que el otro idioma que hablo es islandés.”
“¿No lo sabes?”
“No”, respondió Gregor.
Su respuesta brusca solo detuvo la conversación por un momento antes de que Newter lo pusiera en marcha de nuevo, “De acuerdo, hermano, diles a estas chicas contra quién nos enfrentamos el mes pasado.”
“¿El trabajo de la caja de juguetes?”, Preguntó Gregor, “¿con el mercado negro de Artesanos? No habia nadie-”
“El otro. El trabajo en Filadelfia.”
“Ah. Chevalier y Myrddin.”
Newter juntó sus manos, meciéndose en su asiento, “¡Te lo dije!”
“Y los vencieron”, dijo la chica de cabello oscuro, incrédula.
“¡No perdimos!” Gritó Newter.
“Estuvo muy cerca”, Gregor agregó sus propios dos centavos. “Chevalier es el líder del Protectorado en Filadelfia. Myrddin lidera el Protectorado de Chicago. Estas son personas que el mundo entero reconoce. Obtuvieron puestos protegiendo ciudades grandes en Estados Unidos porque son fuertes, porque son inteligentes y talentosos. Cumplimos el trabajo, como siempre hacemos, y nos marchamos.”
Newter se echó a reír, “Paguen.”
Ni Laura ni Mary parecían molestas cuando metieron la mano en el bolsillo y el bolso, respectivamente, y sacaron algunos billetes.
“¿Cuál fue la apuesta?” Preguntó Gregor.
“Les dije que no tenían que pagar si mentía.”
“¿Y si no estuvieras mintiendo? ¿Pagan más?”
“Ninguna penalización. Obtuve compañía y conversación por un tiempo”, sonrió Newter. Extendió la mano hacia la parte posterior de la cabina, agarró una bolsa que estaba allí y sacó un par de cucharas de plástico y una botella de agua. Con un gotero de agua que sacó de su bolsillo, extrajo agua de la botella y colocó unas gotas en cada cuchara. El último paso fue sumergir la punta de la lengua en cada gota de agua.
“Lámanlo”, les dijo a las chicas.
“¿Eso es todo?”, Le preguntó Laura.
“Es suficiente. Más, y es posible que vuelen por un tiempo inconvenientemente largo. Eso justo allí”, señaló Newter a la cuchara con la punta de la cola, “Es un poco menos de una hora de viaje psicodélico. Sin resaca, sin efectos secundarios, no es adictivo, y no se puede sufrir una sobredosis. Créeme, he intentado hacer que alguien tenga una sobredosis antes, en una situación de combate, y no pude lograrlo.”
Mary fue la primera en tomar la cuchara y meterla en su boca. Momentos después, sus ojos se abrieron de par en par y ella cayó inerte sobre el respaldo de la cabina.
“Oye”, dijo Laura, volviéndose hacia Gregor. Metió la mano en el bolsillo, encontró un recibo y un bolígrafo, y garabateó en la parte posterior en blanco del papel. Ella se lo entregó. “Mi número. Si quieres hablar, o, ya sabes, algo más.”
Ella le guiñó un ojo y luego se metió la cuchara en la boca.
Gregor parpadeó en una leve confusión mientras su cabeza cayó hacia atrás.
“Parece que has causado una buena impresión, Gregster”, se rió entre dientes.
“Tal vez”, dijo Gregor. Puso la mitad de su sándwich que quedaba en la bolsa de papel, luego hizo una bola con la envoltura. Después de un momento de vacilación, arrugó el recibo con el número de Laura en la bola. Lo lanzó a un cubo de basura a medio camino a través de la habitación.
“¡Oye! ¿Qué diablos?”
“No creo que yo le gustara porque soy yo”, dijo Gregor, “creo que le gustaba porque soy un monstruo."
“Creo que te estás saboteando, hombre. Esta buena. Mírala.”
Gregor lo hizo. Ella era atractiva. Él suspiró.
“Newter, ¿sabes lo que es un devoto?”
Newter negó con la cabeza.
“Es un término del argot para alguien que se siente atraído por personas con discapacidades debido a la discapacidad. Creo que se trata de poder, atracción por alguien porque de alguna manera son débiles. Creo que es probable que esta Laura me considere débil por la forma en que me veo, la forma en que puedo tener problemas día a día, y esto es atractivo para ella de una manera similar a la que un lisiado o un ciego seria para un devoto. Esto no me atrae.”
“De ninguna manera. Tal vez le gustes por la persona que está debajo.”
“No me vio lo suficiente como para saber quién podría ser esa persona”, respondió Gregor.
“Creo que te estás menospreciando. Yo aprovecharía esa oportunidad.”
“Eres una persona más fuerte que yo de muchas maneras, Newter. Debería llevarle la cena a los demás”, Gregor se dio vuelta para irse.
“Oye, haz una señal a Pierce para que envíe a otra chica o dos, ¿quieres?”
Gregor hizo lo que le pidió, llamando la atención del portero al pie de las escaleras. El portero, a su vez, llamó la atención de un grupo de chicas en la pista de baile.
Mientras las chicas se abrían paso, Gregor se volvió hacia Newter, “¿Estás feliz?”
“Oh hombre. No vas a entrar en una fase filosófica de nuevo, ¿verdad?”
“Te ahorraré eso. ¿Lo estás?”
“Tipo. Mírame. Tengo dinero para gastar, tengo a las chicas más calientes de la ciudad pidiendo probarme. ¡Literalmente queriendo probarme! ¿Qué piensas?”
“¿Estás feliz, entonces?”
“La época de mi vida, hermano.” Newter abrió sus brazos para saludar a un trío de chicas cuando llegaron a la cima de las escaleras.
“Me alegra.” Gregor se giró y entró al pasillo en la parte posterior del balcón. Cuando la puerta se cerró tras él, el sonido de la música detrás de él se atenuó.
Su siguiente parada fue la primera puerta a su izquierda. Él golpeó.
“Adelante.”
La habitación tenía una cama a cada lado, en las esquinas opuestas. Un lado de la habitación estaba atestado de carteles, fotos, una estantería repleta de libros, una computadora Apple con dos estantes para CD que se alzaban sobre ella y dos sistemas de altavoces. La música de los altavoces de la computadora apenas logró ahogar la música del club de abajo. La chica que estaba recostada en la cama tenía una densa capa de pecas en la cara y las manos, y cabello castaño rizado. Las revistas estaban amontonadas a su alrededor en la cama, amenazando con derrumbarse al menor movimiento.
El otro lado de la habitación era espartano. Nada adornaba las paredes, no había libros, ni computadora o parafernalia de computadora. Había una cama, una mesita de noche y una cómoda. El único toque de personalidad era una colorida colcha y una funda de almohada. Gregor sabía que había sido un regalo de Faultline. La propietaria no habría salido a buscarla ella misma. La residente de ese lado de la habitación estaba sentada en la esquina, mirando a la pared. Ella era rubia, el tipo de cabello rubio platinado que raramente duraba pasando la pubertad. Su suéter púrpura era un poco demasiado grande para ella, cayendo sobre sus manos, y sus jeans claros estaban claramente destinados a ser más cómodos que a la moda.
“Traje tu cena, Emily.”
“Gracias”, le respondió la chica pecosa. Cogió el sándwich que le lanzó y comenzó a pelar el paquete.
“¿Está bien?”, Le preguntó, haciendo un gesto a la chica de la esquina.
“No es uno de sus mejores días.”
El asintió.
“Elle”, habló, suavemente, “¿Puedo acercarme?”
Habían aprendido por las malas, que cuanto más distante estaba la niña, más fuerte era su poder. Esto la hacía particularmente peligrosa cuando estaba tan perdida que no podía reconocerlo. Una cruel ironía, observó Gregor, que prácticamente no tenía ningún poder cuando era más ella misma. Era un problema al que esperaban encontrar una respuesta, algún día.
La chica en la esquina se volvió para mirarlo a los ojos. Lo tomó por consentimiento, se le acercó y le puso un sándwich en las manos.
“Come”, la instruyó.
Ella lo hizo, casi mecánica en sus movimientos.
Después de que Faultline lo enlistó a él y a Newter, un trabajo los había llevado a un asilo de alta seguridad. Habían estado allí para interrogar a alguien sobre los Dragonslayers, un grupo de villanos que utilizaba tecnología de Artesano robada del Artesano más poderoso y de mayor perfil del mundo para el hurto y el trabajo mercenario. Su invasión del asilo no había ido tan bien como podría haberlo hecho, y había llevado a un cierre de alta tecnología de la instalación. No solo extendió su misión por varias horas, sino que también generó problemas con uno de los residentes, una parahumana que aparentemente tenía que ser movida regularmente, para que su influencia sobre su entorno no se extendiera más allá de los límites de su celda, convirtiéndola en una un problema serio para el personal, otros residentes y espectadores involuntarios.
Al final, después de tratar con el escuadrón enviado del Protectorado de Boston y obtener la información que necesitaban sobre los Dragonslayers, habían reclutado a la chica.
Miró y esperó lo suficiente para asegurarse de que estaba en camino de terminar su sándwich, luego se dio vuelta para irse. Emily le dio un pequeño saludo con la mano en señal de despedida, y él asintió una vez en reconocimiento.
Su última parada fue la oficina al final del pasillo del segundo piso. Miró por la ventana, luego se dejó entrar tan silenciosamente como pudo.
Faultline, propietaria de Palanquin y varias otras empresas de cobertura en Brockton Bay, estaba sentada en un gran escritorio de roble. Frente a ella, en medio de los libros de contabilidad, cuadernos y libros de texto de la universidad, había algo similar a un xilófono, una serie de varillas alineadas una al lado de la otra, atadas firmemente a una tabla.
Faultline estaba en su ropa profesional; una camisa de vestir blanca con las mangas arremangadas y pantalones negros metidos en brillantes botas de montar negras con dedos de acero. Su ondulado cabello negro estaba recogido en una cola de caballo. No llevaba máscara: los empleados de Palanquin que se aventuraban tan lejos como esta oficina estaban demasiado bien pagados para traicionarla. Sus rasgos eran tal vez demasiado agudos como para llamarlos convencionalmente atractivos, pero Gregor sabía que ella era ciertamente más atractiva que Newter o él mismo.
Mientras Gregor observaba, ella cerró los ojos, luego deslizó su mano por los extremos superiores de las varillas. La energía roja y azul crepitaba, y piezas de madera, metal, piedra y plástico en forma de moneda caían al escritorio. Otras varillas, varias de las cuales eran de madera verde, quedaron intactas.
“Carajo”, murmuró. Barrió los trozos de varios materiales en forma de moneda en un cubo de basura que estaba al lado de su escritorio. Echando un vistazo hacia donde estaba Gregor justo al lado de la puerta, levantó una ceja.
“No deseaba interrumpirte.”
“No te preocupes por eso. Tal vez distraerme ayudará.”
“Si estás segura.” Se acercó al escritorio, dejando la bolsa de papel sobre ella, “Eran las siete en punto, nadie había comido todavía. Nos conseguí unos sandwiches.”
“Gracias. ¿Cómo está Elle?”
“Spitfire dijo que estaba teniendo un mal día, pero que ha comido ahora. Quizás mañana será mejor.”
Faultline suspiró, “Esperemos. Es muy fácil volverse unido a esa chica, ¿sabe a qué me refiero?”
“Sí.”
“¡Carajo!”, Maldijo, mientras pasaba la mano por las varillas y, una vez más, la madera verde se negaba a cortarse.
“¿Qué estás haciendo?”
“Hemos hablado sobre el efecto Manton.”
“La regla que impide que algunos poderes afecten a los seres vivos. Has estado tratando de eliminar esas restricciones de ti misma.”
“Sin suerte. Es cuestión de tiempo antes de que tengamos un trabajo, las cosas se pongan feas, y sea demasiado débil, debido a esta limitación arbitraria.”
“Me resulta difícil creer que cualquiera que haya derrumbado un edificio sobre alguien pueda llamarse a sí mismo débil.”
“Eso fue más suerte que cualquier otra cosa", suspiró, mientras ajustaba las posiciones de las varillas.
“Si tú lo dices.”
“No es que no haya precedente para esto. Sabemos a ciencia cierta que algunas capas que alguna vez fueron retenidas por el efecto Manton han descubierto una forma de evitarlo o superarlo. Narwhal es el caso más obvio.”
“Sí.”
“Hay una rama teórica que dice que el efecto Manton es un bloqueo psicológico. Que, debido a nuestra empatía por los seres vivos, detenemos nuestros poderes en un nivel instintivo. O, tal vez, nos retenemos contra otros seres vivos porque hay una limitación impuesta inconscientemente que nos impide herirnos con nuestros propios poderes, y es demasiado general, abarcando a otros seres vivos en lugar de solo a nosotros mismos.”
“Ya veo.”
“Así que estoy tratando de engañar a mi cerebro. Con esta configuración, paso de material inorgánico a material orgánico muerto a tejidos vivos. Madera verde, en este caso. O lo mezclo para que vaya de uno a otro sin ningún patrón. Si puedo engañar a mi cerebro para que cometa un error, anticipando el material equivocado, tal vez pueda atravesar ese bloqueo mental. Hacerlo una vez, y sería más fácil para futuros intentos. Esa es la teoría, de todos modos.”
Ella lo intentó de nuevo. “¡Mierda!”
“No parece estar funcionando.”
“No me digas. Hazme un favor. Reorganiza estos. No me dejes verlos.”
Se acercó al escritorio, desató las varillas, las barajó y luego las ató en su lugar mientras ella estaba sentada allí con los ojos cerrados.
“Adelante”, le dijo.
Lo intentó de nuevo, con los ojos cerrados. Cuando ella los abrió, ella maldijo varias veces seguidas.
Gregor dio un paso alrededor del escritorio, la agarró por el cuello con su mano izquierda, y la sacó de la silla. La empujó al suelo y se subió encima de ella para que él estuviera a montando sobre ella, sus rodillas presionando sus brazos hacia abajo. Su agarre se apretó incrementalmente.
Los ojos de Faultline se agrandaron y su rostro comenzó a cambiar de color mientras luchaba. Le puso las rodillas en la espalda, pero uno podría haber tenido más éxito golpeando un lecho de agua. El efecto fue el mismo. Debajo de su piel, que era más dura de lo que uno podría imaginar, su esqueleto, músculos y órganos flotaban en un mar de fluidos viscosos. Su esqueleto, había aprendido, era más parecido al de un tiburón que un humano. Era un cartílago flexible que se doblaba donde el hueso se rompería y cicatrizaba más rápido que el hueso. Había sido atropellado por un automóvil y se puso de pie poco después. Sus patadas no tendrían mucho efecto.
“Lo siento”, le dijo.
Su lucha gradualmente se debilito. Tardó un tiempo antes de que empezara a flaquear.
Esperó un segundo más, luego la soltó. Ella comenzó a toser mientras vertía aire en sus pulmones.
Esperó pacientemente a que se recuperara. Cuando ella parecía tener más o menos el control de su propia respiración, habló: “Hace meses, estábamos hablando sobre este tema, el efecto Manton. Tu mencionaste cómo podría ser posible que alguien como nosotros tenga un segundo evento detonante. Un cambio radical o mejora en sus poderes como resultado de un momento de vida o muerte. Tal podría explicar cómo romper la regla de Manton.”
Ella asintió, tosiendo de nuevo.
“No habría funcionado si te hubiera advertido de antemano. Lo siento.”
Ella negó con la cabeza, tosió una vez, y luego le respondió con voz ronca: “No funcionó de todos modos.”
“Lo siento.”
“¿Y si hubiera funcionado, gran lunático? ¿Qué esperabas que te hiciera? ¿Corta tu mano? ¿Matarte?”
“Pensé que tal vez mi mano o mi brazo, en el peor caso. No creo que me mates, incluso en un momento como ese. Has hecho mucho por mí. Incluso si resultara imposible volver a conectarlo, no diría que es una mano muy atractiva”, examinó la mano que acababa de utilizar para estrangular a Faultline, “Perderla, por algo en lo que has estado trabajando durante mucho tiempo no es algo lamentable.”
“Idiota”, se puso de pie, tosiendo de nuevo, “¿Cómo diablos se supone que me vaya a enojar contigo cuando dices algo así?”
Él permaneció en silencio.
“Bueno, o eso no va a funcionar, o necesito algo que me acerque aún más a la muerte... en cuyo caso lo estoy tachando de la lista de todos modos.” Ella movió su silla y se sentó en su escritorio, empujando el aparato con las barras en la basura. “Me gusta estar viva demasiado para bailar en ese filo de la navaja.”
“Sí”, su voz era tranquila.
“Gracias, por cierto, por intentar eso”, le dijo, mientras vaciaba la bolsa de un sándwich y medio. Le devolvió el medio sándwich de Gregor a la bolsa y dejó la suya a un lado, sin abrir. “Creo que fuera fácil.”
Él sacudió la cabeza.
“Así que, estoy devolviendo el favor, entonces. Siéntate.”
Él acercó una silla y se sentó al otro lado del escritorio.
“Hace un año, accediste a darme una parte de tus ganancias en nuestro pequeño grupo, si las usaba para responder algunas preguntas que teníamos.”
“Recuerdo.”
“Hablaré con los demás sobre esto, pronto, pero ya que tú fuiste el que más pagó, pensé que era correcto que primero lo compartiera contigo.” Abrió un cajón y sacó un archivo. Ella lo empujó sobre el escritorio. “Esto es lo que he encontrado, hasta ahora.”
Él abrió el archivo. La primera página era una imagen, de alta resolución, de una 'u' estilizada, o una 'c' girada noventa grados en el sentido contrario a las agujas del reloj. Tocó su brazo, donde un tatuaje idéntico a la imagen lo marcaba.
“Sea quien sea”, explicó Faultline, “Ya sea una o varias personas, es muy, muy bueno para cubrir sus huellas.”
Pasó las páginas. El siguiente conjunto de páginas eran imágenes, informes de la escena del crimen, archivos oficiales y artículos de noticias sobre varios parahumanos, cada conjunto de páginas relacionadas con uno específico. El primero era un hombre monstruo con un caparazón parecido al de un escarabajo cubriendo su cuerpo. Gregor mismo era el segundo.
“Tú y Newter, como ya sabes, no están solos. De manera constante, los parahumanos han aparecido en toda América del Norte. Amnesia retrógrada, todos marcado por el mismo tatuaje que se encuentra en varias partes de su cuerpo. Cada uno fue abandonado en un lugar apartado en un área urbana. Callejones, zanjas, tejados, debajo de puentes.”
“Sí”. Gregor pasó más páginas. Cada conjunto de páginas tenía más personas como él.
“Aquí está la cosa, sin embargo. Al principio, la mayoría eran extraños en apariencia. Hasta cuatro de cada cinco parahumanos monstruosos, si puedes disculpar el término, siguen el patrón, y ese número podría aumentar si tuviera la oportunidad de examinar o conseguir una entrevista decente con los demás. El tatuaje, la amnesia, sus primeros recuerdos es despertar en algún lugar de una ciudad extraña.”
“¿Al principio, dijiste?”, Preguntó Gregor, “¿Esto cambió?”
“Pasa a la pestaña roja.”
Encontró la pestaña roja que sobresalía y se volvió hacia esa página. Una imagen de alta calidad de una atractiva chica pelirroja.
“Ella apareció en Las Vegas. Todo el negocio de los casinos ha mordido el polvo, casi, desde que los parahumanos que pueden jugar con las probabilidades o hacer trampa comenzaron a aparecer. Pero aún hay juegos clandestinos. Ella participó en algunos, y le pusieron una recompensa a su cabeza en cuestión de días. Se está llamando a sí misma Shamrock, y yo apostaría buen dinero en el hecho de que tiene poderes que le permiten manipular probabilidades.”
“Ya veo. ¿Por qué estamos hablando de ella?”
“Siguiente página.”
Pasó la página. “Ah”
Era una imagen granulada de una cámara de vigilancia. Shamrock estaba en medio de cambiarse de ropa en lo que parecía un estacionamiento subterráneo, y, aunque parcialmente oscurecido por la correa de su sostén, el tatuaje era visible en su omoplato. Una 'u' estilizada.”
“Esa es la pieza del rompecabezas número uno. Dadas las fechas, y eres libre de mirarlas en tu propio tiempo, pasando por los primeros avistamientos, las personas que aparecen con estos tatuajes son cada vez menos monstruosas con cada año que pasa. No siempre, pero es una tendencia. Entonces, boom, encontramos a Shamrock. No hay características extrañas de que hablar.”
Dio vuelta unas páginas.
“Pieza número dos. Me temo que es uno de esos casos en que las cosas se han cubierto demasiado bien para que podamos verificarlas, pero te diré lo que escuché. Tallahassee, Florida, hace solo tres meses, circuló un rumor sobre alguien que se hacía llamar Dealer.”
“¿Qué estaba traficando?”
“Poderes.”
“Poderes”, se hizo eco de Gregor.
“Pagale una cantidad en el vecindario de treinta y cinco mil dólares, el vendedor te da algo para beber, y te unes a las filas de los héroes y villanos en la comunidad de capas. Poderes en una botella.”
“Ya veo. ¿Cómo se relaciona esto?”
“Porque una persona que afirma ser cliente hizo una publicación en un blog sobre su transacción. Está cerca del final de ese archivo. En su publicación, describió que Dealer tenía un maletín de metal lleno de frascos. Grabado en el interior de la tapa...”
“El mismo símbolo que el tatuaje”, adivinó Gregor.
Faultline asintió, “Y eso es lo que sabemos.”
“Ya veo. ¿Podemos rastrear a este individuo con el blog?”
“Él está muerto. Asesinado por dos capas sin nombre menos de un día después de que hizo la publicación.”
“Ah.”
“Lo que creo es que alguien ha descubierto cómo las personas obtienen poderes, y han hecho un negocio de ello. Pero los primeros intentos no fueron tan bien. Podría ser que, si la química es mala, las personas que beben esas cosas se vuelven como tú, como Newter, como Sybill y Scarab.”
“Entonces esta persona o personas. Crees que están experimentando. Han estado perfeccionando su trabajo y los cambios físicos se han reducido.”
“Y este Dealer era su vendedor, o más probablemente, alguien que se robó parte de su trabajo e intentó sacar provecho de él. Las personas con las que hizo negocios no se hicieron los tatuajes.”
La silla de Gregor gimió dolorosamente mientras se inclinaba hacia atrás.
“¿Qué sigue?”
“Nadie ha visto u oído hablar de este Dealer desde que el blogger fue asesinado. El Dealer está muerto o está manteniendo un bajo perfil. Entonces seguimos nuestra otra pista. Tengo investigadores privados buscando a Shamrock. Estoy pensando en concluir nuestro contrato con Coil aquí, entonces, si tenemos la suerte de que nuestros detectives la encuentren antes que los cazarrecompensas, le hacemos una visita. O puede decirnos algo, o podemos ofrecerle un puesto en el equipo.”
“O ambos”, dijo.
“En un mundo ideal”, Faultline sonrió.

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Interludio III Los Custodios

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El edificio que alberga la división local del Equipo de Respuesta a Parahumanos realmente no sobresalía. El exterior era todo ventanas, lo suficientemente reflexivo como para reflejar el gris oscuro moteado del cielo en lo alto. Solo un logotipo de escudo con las letras "E.R.P." lo marcó aparte de los otros edificios del centro de Brockton Bay.
Aquellos que ingresan al lobby se encuentran con una situación extraña. Por un lado, se podía ver a los diversos empleados vestidos de traje, entrando y saliendo apresuradamente del edificio, hablando en grupos. Un equipo de cuatro oficiales del EPR estaba en espera, cada uno estacionado en un área diferente del vestíbulo, equipado con el mejor equipamiento que el dinero podía comprar. Todos tenían chalecos de malla y chalecos de kevlar, cascos que cubrían sus rostros y armas de fuego. Sin embargo, el equipo era diferente, ya que dos de ellos tenían lanzagranadas colgando de correas al hombro con bandoleras de varias municiones especiales en el pecho, incluida una granada de extinción de incendios, una munición EMP y varias granadas de aturdimiento. Los otros dos tenían lo que parecía a primera vista ser un lanzallamas; si tiraran de los gatillos, expulsarían un espeso y espumoso chorro de espuma, suficiente para contener a todos menos a los villanos más fuertes y rápidos.
En marcado contraste con esto, estaba la tienda de regalos que estaría llena de jóvenes cuando terminara la escuela, luciendo una selección de figuras de acción, posters, videojuegos y ropa. Imágenes de un metro y medio de altura de los diversos miembros de equipo del Protectorado y los Custodios estaban colgados a intervalos regulares alrededor del lobby, cada una respaldada por colores brillantes.
Había un alegre guía turístico esperando pacientemente en la recepción, sonriendo con encanto a cualquiera que mirara en su dirección. Según un cronograma, guiaría a turistas y niños a las oficinas del ERP, la armería, el área de entrenamiento y el estacionamiento con las furgonetas de contención de parahumanos, mostrándoles lo que se necesitaba para administrar a los héroes locales. Para aquellos dispuestos a pagar por la gira premium, esperar hasta dos horas y sufrir la escolta de un escuadrón ERP, habría una parada adicional en la gira: un vistazo al Cuartel de los Custodios.
Cuando un agobiado equipo de jóvenes héroes se tambaleó hacia el vestíbulo, sin embargo, no hubo una gira, solo una mujer corpulenta con pelo corto. Llevaba una chaqueta y una falda de traje azul marino, y esperaba con un par de hombres de aspecto severo con trajes justo detrás de ella. Sin decir palabra, los condujo a través de una puerta detrás de la recepción y hacia una sala de reuniones.
“Directora Piggot. Señora,” Aegis la saludó, su voz tensa. Su traje estaba hecho jirones, y era más carmesí con su propia sangre que su blanco original. Estaba tan estropeado que su identidad civil podría haber sido revelada, si no fuera por la sangre seca y los trozos de carne que le habían quitado, algunas de las heridas tenían medio metro de ancho.
“Dios mío, Aegis,” sus cejas se elevaron una fracción, “Estás echo una porquería. ¿Qué pasa con tu voz?”
“Pulmón perforado, señora”, dijo Aegis con voz áspera, “creo que hay un agujero en mi pecho y espalda.” Como para demostrar, metió los dedos en la cavidad de su pecho.
La directora Piggot no apartó la vista, pero uno de los hombres que estaba detrás de ella se veía con un toque verde, “Puedo tomar tu palabra. No necesitas pasar tu brazo a través de tu pecho para demostrarlo.”
Aegis sonrió y retiró la mano de su pecho.
Su expresión se endureció, “No estaría sonriendo en este momento.”
La sonrisa de Aegis cayó. Miró por encima del hombro a sus compañeros de equipo. Gallant, Kid Win, Vista, Browbeat y Clockblocker llevaban expresiones adecuadamente sombrías.
“Esto fue un fiasco”, les dijo.
“Sí, señora. Perdimos”, admitió Gallant.
“Perdieron, sí. Eso es lo de menos. También causaron cantidades terribles de daño a la propiedad. Me temo que toda la destrucción causada por la niña mimada[[1]](file:///C:/Users/Fernando/Documents/Books/Wildbow/Worm%201%20espa%C3%B1ol.docx#_ftn1) de New Wave es también su responsabilidad, ya que la invitaron a participar. _Sin mi permiso._”
“Yo la invité”, dijo Gallant, “asumiré la culpa, y usted puede tomar los costos por el daño a la propiedad de mi fideicomiso.”
La Directora Piggot le ofreció una sonrisa delgada y completamente carente de humor, “Veo que le haces honor a tu nombre. Sí, estoy segura de que esa es la mejor manera de transmitir el mensaje. Tus compañeros de equipo y yo sabemos quién eres debajo de la máscara. De todos aquí, incluida yo misma, eres el más capaz de manejar una multa de decenas de miles de dólares.”
“No lo negaré, señora”, Gallant ahogó las palabras.
“Me temo que soy una creyente en el castigo, cuando se debe castigar. Tomar dinero de alguien con dinero de sobra no va a significar nada. Todos ustedes compartirán la cuenta entre ustedes. Como no puedo tocar los fondos fiduciarios que el ERP estableció para ustedes, tendré que conformarme con recortarles el sueldo. Tal vez la próxima vez, el resto de ustedes puede convencer a Gallant a que no invite a su novia”
Las protestas se superpusieron. “¡Su hermana estaba en el banco! ¡Ella hubiera ido de todos modos!” “¡Comienzo la universidad el próximo otoño!”
La Directora Piggot simplemente aguantó los argumentos y las quejas. Una persona más cínica incluso podría sugerir que disfrutaba oyéndolas. Cuando pasaron uno o dos minutos y estaba claro que ella no iba a responder o ser arrastrada a una discusión, los jóvenes héroes se sumieron en un huraño silencio. Se aclaró la garganta y habló de nuevo.
“Kid Win. Estoy muy interesada en saber de esta arma que desplegaste en el campo de batalla.”
“¿Mi Cañón Alternador?” Preguntó Kid Win, encogiéndose solo un poco.
“Tendrás que perdonarme”, sonrió Piggot, “El papeleo llega a ser un poco demasiado a veces. ¿Tal vez sabes dónde encontrar la documentación de nuestros equipos militares y científicos para este Cañón Alternador?”
“Dios, Kid”, Aegis gimió por lo bajo, con su voz arruinada.
Kid Win parecía más molesto por la reacción de Aegis que por otra cosa, “Yo, uh. Aún no lo he aclarado oficialmente. Solo pensé que sería mejor usar el cañón y hacer todo lo posible para detener el robo.”
“Ahí es donde estarías equivocado”, le dijo Piggot, “La realidad es que el dinero que se tomó del banco está muy abajo en mi lista de prioridades. Incluso puedes llegar a sugerir que no me importa.”
“Director-” comenzó Aegis. Él no llegó a terminar.
“Lo que me importa es la percepción pública de las capas. Me importa asegurarme de que obtengamos suficientes fondos para mantener a los Custodios, el Protectorado y los escuadrones del ERP pagados y equipados. Sin eso, todo lo que he trabajado para construir se viene abajo.”
“¿Qué vas a hacer?”, Le preguntó Kid Win.
“El cañón se desmantela, primero que nada.”
“¡No!” Aegis y Kid Win hablaron al mismo tiempo. La Directora Piggot pareció brevemente sorprendida por el desafío.
“Empecé con el Cañón Alternador, así tendría algo que sacar en caso de una amenaza de Clase A”, dijo Kid Win, “Deshacerse de él sería un total desperdicio. No me importa si nunca puedo usarlo de nuevo. Dáselo a tu escuadrón ERP. Le enseñaré a alguien cómo funciona. Puedes montarlo en uno de tus camiones o algo así.”
La Directora Piggot frunció el ceño, “La cantidad de tiempo y dinero que eso requeriría, para un evento que podría nunca ocurrir... no. Supongo que puedes quedarte el cañón.”
Kid Win prácticamente se hundió con alivio.
“Pero cualquiera que sea la fuente de poder, la vas a remover, y la mantendré bajo llave. Si una amenaza Clase A entra en juego, te la entregaré. Y el cañón todavía pasa por el proceso de revisión estándar para todo el material creado por Artesanos. Si no pasa la revisión, si estabas poniendo a las personas y a la propiedad en riesgo indebido con lo que hiciste hoy, me temo que podrías enfrentar una multa sustancial o un tiempo en la cárcel.”
Kid Win empalideció.
“¡Directora!” Aegis gruñó la palabra, dando un paso adelante.
“Cállate, Aegis”, gruñó Piggot, “Escucharte tratando de hablar con un pulmón perforado me duele a mí, y por mucho que admiro que defiendas a tu equipo, tu única bocanada de aire se desperdicia aquí.”
Kid Win se volvió hacia Aegis y le ofreció una pequeña sonrisa de disculpa.
“Kid Win, vienes con nosotros para una revisión disciplinaria. Todos los demás pueden retirarse. El grupo de turistas pasará por su alojamiento en una hora, y es probable que haya más de unos pocos periodistas mirando por la ventana. Traten de limpiarse para las fotos que indudablemente van a aparecer en los periódicos de mañana. Por favor.”
Los dos hombres vestidos de traje marcharon al miserable Kid Win por la puerta después de la Directora Piggot. Kid Win le lanzó una mirada preocupada a su equipo antes de que lo sacaran de la vista.
“Hagamos un recuento”, Aegis gruñó, “Gallant o Clockblocker al frente, ustedes decidan quién.”
El equipo salió caminando de la sala de reuniones y se dirigió a su ascensor reservado. Fue diseñado por Artesanos para impresionar a los turistas y ser mucho más seguro. Las secciones entrelazadas de metal se desplegaron y se deslizaron fuera del camino mientras se acercaban, luego se cerraron detrás de ellos. Bajaba de forma tan suave que era casi imposible saber si el ascensor se estaba moviendo.
Salieron a un largo pasillo de acero cromado.
“Voy a tener pesadillas”, gruñó Clockblocker, mientras tocaba con cuidado las ronchas alrededor de su nariz y boca, “Pesadillas con montones y montones de arañas.”
En el otro extremo del pasillo, llegaron a una terminal de seguridad. Aegis señaló a Clockblocker.
“¿Usualmente no lo haces tu?”
“Puede que tenga la retina desprendida”, admitió Aegis con su voz vacilante, “No quiero fallar el escaneo.”
Clockblocker asintió vacilante, luego se inclinó hacia delante para dejar que el terminal escrutara sus ojos. Las puertas de acero hicieron clic, luego se abrieron con un zumbido apenas audible, dejando que los jóvenes héroes y heroínas se abrieran camino en el área principal de su cuartel general.
La habitación tenía forma de cúpula, pero había secciones de pared que podían desmontarse y reordenarse sobre la marcha. Algunos habían sido creados para darles a los diferentes miembros del equipo sus habitaciones individuales, mientras que otros enmarcaban los umbrales que conducían a las duchas, el cuarto de archivo y su sala de prensa / reunión. Una serie de computadoras y monitores de gran tamaño estaban conectadas en red a un lado de la sala, rodeados por media docena de sillas. Uno de los monitores mostraba una cuenta atrás para el siguiente grupo de turistas, mientras que otros mostraban imágenes de cámaras en ubicaciones clave de la ciudad. El Banco Central era uno de ellos, una imagen oscura marcada por el rojo y el azul de las sirenas de la policía.
“¿Shadow Stalker está ausente?”, Preguntó Gallant.
“No pudo llegar a tiempo”, gruñó Aegis, “le dije que se quedara dónde estaba.”
“Ella va a odiar eso. ¿No tiene un gran odio por Grue?”, Preguntó Clockblocker.
“Parte de la razón”, Aegis gruñó las palabras, “le dije que se quedara. No necesito eso. Voy a ducharme. Curarme las heridas. Ustedes hagan el recuento de los hechos.”
“Claro que sí, Jefe,” Clockblocker saludó estilo militar. “Que te mejores.”
"Putos perros mutantes", murmuró Aegis, mientras se dirigía al baño. Se quito la mitad superior de su disfraz hecho jirones antes de que cruzar la puerta.
“¿Vista? ¿Puedes ir a agarrar la pizarra? Trae dos.” Gallant se volvió hacia su miembro más joven. Vista casi saltó en su apuro para seguir la orden.
“¿Qué le va a pasar a Kid?” Browbeat habló por primera vez, “No sé cómo funciona todo esto. ¿Es serio?”
Gallant consideró por un momento, “Podría ser, pero mi instinto me dice que Piggy solo quiere asustarlo. Tiene que dejar de probar los límites con las personas a cargo, o va a tener problemas reales en algún momento.”
“Entonces, no es exactamente el mejor comienzo para tu nueva carrera, ¿eh?” Clockblocker giró hacia Browbeat.
“Caraja, no me molestaría tanto si supiera lo que sucedió”, Browbeat se estiró, y sus músculos comenzaron a disminuir de tamaño, “Al menos entonces podría averiguar qué hacer mejor la próxima vez. Todo lo que sé es que de repente estaba ciego y sordo, y cuando traté de moverme, todo se torció por el camino equivocado. Entonces creo que me aturdieron.”
Vista regresó, arrastrando un par de pizarras en marcos de ruedas detrás de ella.
“Mantén ese pensamiento”, Gallant le dijo a su miembro más nuevo, “Hey, Clock, ¿no te importa si tomo el mando?”
Clockblocker aún usaba las yemas de sus dedos para explorar los bultos levantados en su rostro, “Adelante. Voy a posponer las cosas lo más que pueda en lo del liderazgo.”
“Eres el más viejo después de Carlos. ¿Solo serán tres o cuatro meses antes de que seas el miembro más antiguo?”
“Y mantendré esa posición ni siquiera el resto del verano antes de graduarme y pasarte el manto a ti,” Clockblocker sonrió despreocupadamente, “No te preocupes. Toma el control.”
Gallant se quitó el casco y lo sostuvo en una mano, pasándose los dedos por el cabello rubio húmedo por el sudor. Sonrió triunfante a Vista mientras colocaba las pizarras blancas para que todos pudieran verlas, “Gracias.”
Gallant no necesitó usar su poder para obtener una respuesta emocional de la heroína de trece años. Ella se puso de un rosa brillante. No podría haber ninguna duda para los presentes de que le gustaba su compañero de equipo mayor.
“De acuerdo muchachos”, dijo Gallant, “antes de comenzar, creo que es importante aclarar algunas cosas. En primer lugar, lo más importante, hoy no fue un fracaso. Incluso diría que hoy fue una victoria para los buenos, y comenzamos a establecer eso aquí y ahora.”
Se tomó un segundo para medir las reacciones incrédulas de su audiencia, luego sonrió.
“Los Undersiders. Hasta el momento, han pasado desapercibidos, pero más recientemente han comenzado a realizar trabajos de mayor perfil. Golpearon al casino Ruby Dreams hace cinco semanas, y ahora acaban de robar el banco más grande de Brockton Bay. Esta vez tuvimos la suerte de ponernos en su camino. Eso significa que finalmente tenemos información sobre su grupo.”
Se volvió hacia la pizarra y escribió los nombres de sus oponentes. Grue, Tattletale y Hellhound fueron al primer tablero, con líneas que separan el tablero en tres columnas. Escribió a Regent en el segundo tablero, trazó una línea y luego dudó en la quinta y última columna. "¿Se nombró a sí mismo? ¿El tipo con los bichos?”
“Chica”, lo corrigió Clockblocker, “estaba hablando con los rehenes después de que los Undersiders se escaparon. Dijo que tenía miedo de moverse porque ella iba a hacer que lo mordiera. Me llevó un poco darme cuenta de lo que quería decir exactamente. El pobre tipo estaba en estado de shock.”
“¿Pero no sabemos cómo se llamaba a sí misma?”
Nadie tenía ninguna respuesta a eso.
“Entonces tenemos que acordar un nombre para ella, o la documentación va a ser inconsistente. ¿Sugerencias para un nombre para la chica bicho?”
“¿Larva? ¿Gusano?” Browbeat le ofreció, “¿Pegarle un nombre de porquería?”
“No queremos hacer eso”, suspiró Clockblocker, “Tal vez si hubiésemos ganado, podríamos salirnos con la nuestra, pero no se ve tan bien si la prensa informa que nos pateó el culo alguien llamado gusano.”
“¿Stinger?
[
[2]](file:///C:/Users/Fernando/Documents/Books/Wildbow/Worm%201%20espa%C3%B1ol.docx#_ftn2)¿Pestilence?” Sugirió Vista.
Clockblocker se giró en la silla y tecleó los nombres en la computadora, “Tomados. Stinger es un villano en California con armadura de poder, un jetpack y misiles guiados, y Pestilence es un psicópata espeluznante en Londres.”
"¿Skitter?" Gallant soltó el nombre al aire.
Hubo un ruido de teclas cuando Clockblocker tecleó, “No está tomado.”
“Entonces sirve”, Gallant escribió el nombre en la pizarra, “Ahora intercambiamos ideas. Aquí es donde recuperamos nuestras pérdidas del día, calculamos un ángulo para poder ganar la próxima vez. Así que no se contengan. Compartan cualquier detalle, sin importar cuán insignificante sea.”
“El poder de Grue no es solo la oscuridad. No puedes escuchar allí tampoco. Y también se siente extraño”, dijo Browbeat, “Hay resistencia, como si estuvieras bajo el agua, pero no flotando.”
“Bien”, Gallant escribió eso en la columna de Grue, “¿Siguiente?”
“Los mutantes que hace Hellhound. ¿Los perros? Ella no los controla con su mente. Están entrenados”, ofreció Vista, “Ella les dice qué hacer con silbidos, gestos.”
“Sí, buen punto, me di cuenta de eso”, respondió Gallant, agregando con entusiasmo otra nota a la pizarra.
“La chica con los bichos... Skitter. Es todo lo contrario. Ella tiene un gran control sobre ellos”, agregó Clockblocker.
“¡Sí!”
“Además, según la rehén con la que hablé, ella dijo que puede sentir las cosas a través de sus bichos, que es cómo vigilaba a los rehenes.”
No pasó mucho tiempo antes de que la mayoría de las columnas estuvieran lo suficientemente llenas como para que Gallant tuviera que girar las pizarras para usar las partes traseras.
Carlos regresó de la ducha, con pantalones deportivos y una toalla alrededor de los hombros. Era puertorriqueño, su cabello largo. Su cuerpo estaba limpio de sangre, salvo algunos residuos de restos de heridas irregulares en sus brazos, estómago y pecho. Había cosido torpemente los cortes y las hendiduras, lo que hizo sorprendentemente poco para que fueran más fáciles de ver. Se sentó en una silla y agregó su aporte para las listas, que no fue demasiado. Había estado incapacitado durante demasiado de la pelea para tener mucho que decir.
Hubo un ruido abrasivo de la computadora ya que cada monitor de repente brilló en amarillo. Los Wards se apresuraron a ponerse sus máscaras. Aegis agarró una de repuesto de un cajón de las computadoras.
La entrada se abrió con un zumbido y Armsmaster entró, acompañado por la atractiva Miss Militia. Vestía un uniforme militar modificado, lo suficientemente ajustado en las áreas esenciales para acentuar sus curvas, luciendo un pañuelo alrededor de la boca con una bandera estadounidense bordada y una faja similar alrededor de la cintura. Lo más llamativo, sin embargo, fue el gran lanzacohetes que sostenía sobre sus hombros de la misma manera que un levantador de pesas podría sostener una barra.
“Armsmaster", Gallant se puso de pie, "Es bueno verlo, señor. Miss Militia, siempre es un placer.”
“Siempre el caballero”, los ojos de Miss Militia insinuaron la sonrisa detrás de su bufanda, “Trajimos un invitado.”
Siguiendo detrás de Armsmaster y Miss Militia, estaba una adolescente con una túnica blanca envolvente. Panacea. Ella tenía una tarjeta de identificación con un cordón alrededor de su cuello, con su foto y la palabra "INVITADO" en letras azules brillantes.
“Ella tuvo la amabilidad de ofrecerse voluntariamente para venir y curarlos”, Miss Militia les dijo a los jóvenes héroes, “No puedo enviarlos a casa con heridas horribles y cientos de picaduras de insectos, ¿o sí? Eso los dejaría en evidencia.”
Cambió la posición del lanzacohetes sobre sus hombros, y se disolvió en una mancha de energía verde-negra. La energía se encendió y se arqueó alrededor de ella por unos breves instantes, luego se materializó en una ametralladora. Solo mantuvo esa forma durante unos segundos antes de parpadear y solidificarse en un rifle de francotirador, luego un arma de arpón, y finalmente se quedó en la forma de un par de uzis, uno en cada una de sus manos. Ella apenas parecía darse cuenta, más allá de la acción automática de enfundar las armas.
“Quería agradecerles por venir a salvarme”, dijo Panacea, tímidamente, “y por dejar que Glory Girl venga con ustedes.”
Gallant sonrió, luego, en un tono más preocupado, preguntó: “¿Ustedes dos están bien?”
Panacea negó con la cabeza, “Tattletale encontró una forma de atravesar la invencibilidad de mi hermana. Glory Girl fue picada bastante mal, por eso no vine antes. Creo que te golpea más fuerte, psicológicamente, cuando eres prácticamente invencible pero te lastiman de todos modos. Pero estamos bien ahora. Ella ha sanado, pero está malhumorada. Yo-- Yo estoy bien. Un golpe en mi cabeza, pero estoy bien.”
“Bien.”
Armsmaster estaba en la pizarra, repasando los puntos. “Me gusta esto. Pero esta...” Tocó la columna titulada Tattletale, “Casi vacía.”
“Ninguno de nosotros se encontró con ella, y los rehenes no tenían nada que decir sobre ella”, respondió Gallant.
“Panacea podría ayudar allí”, ofreció Miss Militia.
Todos los ojos se volvieron hacia la chica.
“Yo-- Pasaron muchas cosas", se cubrió Panacea.
“Cualquier detalle ayuda.”
“Um. Lo siento”, dijo, mirando hacia abajo al suelo, “me golpearon en la cabeza, pero mi poder no funciona conmigo misma, y no soy del tipo de personas que salen disfrazadas y se meten en peleas, así que temiendo por mi vida… no lo sé. Todo eso… No puedo ordenar mis pensamientos todavía.”
“Cuanto antes-” comenzó Armsmaster.
“Está bien”, lo interrumpió Miss Militia, “Amy, ¿por qué no empiezas a ocuparte de los Custodios? Si algo te viene a la mente, cualquier cosa que los Undersiders hayan dicho o hecho, o cualquier pista que creas que pueda ayudar, compártelo después, ¿está bien?”
Panacea sonrió agradecida a la heroína, luego se volvió hacia el grupo, “¿Quién necesita más ayuda? ¿Aegis?”
“Viviré”, dijo Aegis, “puedo ser el último.”
Gallant levantó vacilante su mano, “Uno de los perros del Hellhound se estrelló contra mí. Creo que podría tener una costilla rota. Los paramédicos me dieron el visto bueno, pero quiero estar más seguro de que no estoy arriesgando un pulmón perforado o algo así.”
Panacea frunció el ceño, luego hizo un gesto hacia el otro extremo de la habitación, “Te echaré un vistazo allí, ¿está bien?”
“Que sorpresa, el novio de Glory Girl recibe un tratamiento especial”, Clockblocker sonrió para dejar en claro que solo estaba bromeando. Gallant solo sonrió en respuesta.
La pareja fue a la alcoba de Gallant, y ella lo sentó en la cama antes de ponerle una mano en el hombro. Se echó la capucha hacia atrás y frunció el ceño.
“No tienes un pulmón perforado. Tienes una costilla fracturada, pero ni siquiera tienes tanto dolor. Por qué-”
“Mentí. Quería hablar contigo, solo”, le tomó la mano.
Ella frunció el ceño y retiró su mano como si la hubiera mordido. Como para asegurarse doblemente de que no volvería a agarrar su mano, se cruzó de brazos.
“Sabes que puedo percibir emociones”, dijo, “Las emociones de todos, como una nube de colores a su alrededor. No puedo apagarlo. Es solo como veo el mundo.”
“Victoria lo mencionó.”
“Por eso eres un libro abierto para mí. Sé que tienes miedo. No… estás aterrorizada, y es por eso que no estás hablando.”
Suspiró y se sentó en la cama, tan lejos de Gallant como pudo.
“Nunca quise estos poderes. Nunca quise poderes, punto.”
El asintió.
“Pero los obtuve de todos modos, y recibí atención internacional por eso. La sanadora. La chica que podría curar el cáncer con un toque, hacer a alguien diez años más joven, volver a crecer miembros perdidos. Estoy obligada a ser un héroe. Cargada con esta obligación. No podría vivir conmigo misma si no usara este poder. Es una gran oportunidad para salvar vidas.”
“¿Pero?”
“Pero al mismo tiempo… no puedo curar a todos. Incluso si voy al hospital todas las noches durante dos o tres horas a la vez, hay miles de otros hospitales que no puedo visitar, decenas de millones de personas con una enfermedad terminal o que viven en un infierno personal donde están paralizadas. o en constante dolor. Estas personas no merecen enfrentar eso, pero no puedo ayudarlos a todos. No puedo ayudar al uno por ciento de ellos aun si invierto unas veinte horas al día.”
“Tienes que concentrarte en lo que puedes hacer”, le dijo Gallant.
“Suena más fácil de lo que es,” contestó Panacea, con un toque de amargura, “¿Entiendes lo que significa curar a algunas de estas personas? Siento que cada segundo que me tomo es un segundo que he fallado de alguna manera. Durante dos años, ha sido esta… presión. Me acuesto en la cama, me despierto por la noche y no puedo dormir. Entonces me levanto y voy al hospital a medianoche. Voy a pediatría, curo a algunos niños. Voy a la unidad de cuidados intensivos, salvo algunas vidas… y lo hago de forma automática. Ni siquiera puedo recordar a las ultimas personas que salvé.”
Ella suspiró de nuevo, “¿La última persona que realmente recuerdo? Fue quizás hace una semana, estaba trabajando en un niño. Él era solo un niño pequeño, un inmigrante de El Cairo, creo. Ectopia Cordis. Eso es cuando naces con tu corazón fuera de tu cuerpo. Estaba poniendo todo en el lugar correcto, dándole la oportunidad de una vida normal.”
“¿Qué lo hizo tan memorable?”
“Lo resentía. Estaba acostado allí, profundamente dormido, como un ángel, y por solo un segundo, consideré simplemente dejarlo. Los doctores podrían haber terminado el trabajo, pero hubiera sido peligroso. Podría haber muerto si lo hubiera dejado sobre la mesa, el trabajo a medio hacer. Lo odiaba.”
Gallant no dijo nada. Frunciendo el ceño, Panacea miró hacia abajo al suelo.
“No, odiaba que él tendría una vida normal, porque había renunciado a la mía. Tenía miedo de cometer un error intencionalmente. Que podría dejarme estropear el procedimiento en este niño. Podría haberlo matado o arruinado su vida, pero habría aliviado la presión. Bajar las expectativas, ¿sabes? Tal vez incluso hubiera rebajado mis propias expectativas sobre mí. Yo… Yo estaba tan cansada. Tan exhausta. En verdad consideré, por el momento más breve, abandonar a un niño para que sufra o muera.”
“Eso suena más que solo agotamiento”, respondió Gallant, en voz baja.
“¿Es así como comienza? ¿Es este el punto en que empiezo a ser como mi padre, quienquiera que sea?”
Gallant dejó escapar un suspiro lento, “Podría decir que no, que nunca vas a ser como tu padre. Pero estaría mintiendo. Cualquiera de nosotros, todos nosotros, corremos el riesgo de encontrar nuestro propio camino por ese sendero. Puedo ver la tensión que estás experimentando, el estrés. He visto gente quebrarse por menos. Así que sí. Es posible.”
“Está bien”, dijo, en voz baja. Esperó a que ella elaborara, pero no lo hizo.
“Toma un descanso. Piensa en ello como algo que tienes que hacer, para recargar tus baterías y ayudar a más personas a largo plazo.”
“No creo que pueda.”
Se sentaron en silencio por unos momentos.
Se volvió hacia ella, “Entonces, ¿qué tiene esto que ver con lo que sucedió en el banco?”
“Ella sabía todo. Esa chica Tattletale. Dijo que es psíquica, y por lo que dijo, lo que sabía, lo creo.”
Gallant asintió.
“¿Sabes cómo es hablar con gente como ella? ¿Como tú? Sin ofender. Construyes esta máscara, te engañas pensando que todo es normal y te obligas a mirar más allá de los peores aspectos de ti mismo... y luego estos Gallants y Tattletales simplemente te desnudan. Te obligan a enfrentarlo todo.”
“Lo siento.”
“Dijiste que no puedes apagarlo, ¿verdad? Realmente no puedo culparte. Es solo… es difícil estar cerca. Especialmente después de lidiar con Tattletale.”
“¿Qué dijo ella?”
“Ella amenazó con hablar sobre cosas. Cosas más difíciles de lo que acabo de contarte, supongo. Amenazó con decirme cosas que simplemente no quiero saber. Dijo que usaría lo que sabía para arruinar mi relación con Victoria y el resto de mi familia”, Amy se abrazó sola.
“Mi hermana es todo lo que tengo. La única persona sin expectativas, que me conoce como persona. Carol nunca realmente me quiso. Mark está clínicamente deprimido, así que por más agradable que sea, está demasiado concentrado en sí mismo para ser realmente un padre. Mi tía y mi tío son dulces, pero tienen sus propios problemas. Entonces somos solo yo y Victoria. Ha sido así casi desde el principio. Ese petulante pequeño monstruo amenazó con separarnos a mi hermana y a mí usando otra cosa más que yo no quería, otra cosa sobre la que no tenía control.”
Gallant comenzó a hablar y luego se detuvo.
“¿Qué?”
“¿Esto… tiene algo que ver con los… sentimientos bastante fuertes que tienes hacia mí?”
Panacea se quedó quieta.
“Lo siento”, se apresuró a decir, “No debería haberlo mencionado.”
“No deberías haberlo hecho”, se levantó y comenzó a caminar hacia la puerta.
“Mira, si alguna vez necesitas hablar…” ofreció.
“Yo-”
“Probablemente no quieras que sea yo, está bien. Pero mi puerta siempre está abierta, y puedes llamarme a cualquier hora. Sólo para que lo sepas.”
“Está bien”, respondió ella. Luego ella se acercó a él y le tocó el hombro, “Listo. Hematomas desaparecidos, retocadas las costillas.”
“Gracias”, respondió, abriendo la puerta para ella.
“Cuida a mi hermana, ¿está bien? ¿Hazla feliz?”, Murmuró, mientras dudaba en la puerta.
“No hace falta decirlo.” Se reincorporaron al grupo principal.
Cada cabeza en la habitación se volvió cuando Panacea tomó el marcador junto a las computadoras. Con una expresión sombría en su rostro, comenzó a llenar la sección de Tattletale de la pizarra.
[1] Golden child:La niña mimada, hija favorita, de la que la familia siempre se pone de lado.
[2]Stinger: Aguijón

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Agitación III

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____________________Agitación III____________________

“No”, entonó Brian, “Es una muy mala idea.”
Lisa todavía tenía el teléfono en la mano. Perra había llegado justo detrás de ella, y estaba en marcado contraste con los jeans, el suéter y la cola de caballo de Lisa, con una chaqueta militar, y prácticamente sin prestar atención a su cabello. El más pequeño de los perros, el terrier tuerto y de una sola oreja, la siguió.
“Vamos”, Lisa dijo entre dientes, “Es un rito de paso para criminales ruines como nosotros.”
“Robar un banco es estúpido. Ya hemos hablado de esto”, Brian cerró los ojos y se pellizcó el puente de la nariz. “¿Sabes cuál es la ganancia promedio de un robo a un banco? “
Lisa hizo una pausa, “¿Veinte mil?”
“Exactamente. No son millones como los que se ven en las películas. Los bancos no tienen mucho dinero a mano, por lo que estaríamos recogiendo menos de lo que lo haríamos en la mayoría de los otros trabajos. Ten en cuenta el costo y el hecho de que se trata del puto Brockton Bay, donde los bancos tienen un poco más de razón para mantener la cantidad de dinero en efectivo en sus bóvedas al mínimo, y estaríamos trayendo entre doce y dieciséis mil. Divide entre cinco y ¿qué es, dos o tres mil dólares cada uno?”
“Me vendrían bien tres mil dólares adicionales para gastar”, dijo Alec, dejando el control del juego y cambiando su posición en el sofá para seguir mejor la conversación.
“¿En qué?”, Preguntó Brian. Cuando Alec se encogió de hombros, Brian suspiró y explicó: “Es una recompensa horrible por la cantidad de riesgo involucrado. Hay tres grandes equipos de superhéroes en esta ciudad. Considerando que hay otra docena de héroes que vuelan solos, y es casi una garantía que nos metamos en una pelea.”
“¿Y?” Perra habló por primera vez, “Nosotros ganamos peleas. Ganamos antes de que la tuviéramos a ella.” Alzó la barbilla en mi dirección mientras decía esa última palabra.
“Ganamos porque escogimos nuestras batallas. No tendríamos esa opción si estuviéramos encerrados en el banco y esperando que vengan a nosotros, dejándolos decidir cómo y dónde ocurre la pelea.”
Lisa asintió y sonrió mientras él hablaba. Pensé por un segundo que iba a decir algo, pero no lo hizo.
Brian continuó, volviéndose bastante apasionado mientras despotricaba: “No podremos escabullirnos como lo hicimos cuando las cosas se descontrolaron un poco en el pasado. No podemos evitar la pelea si queremos escaparnos con algo que valga la pena tomar. El banco tendrá capas de protección. Barras de hierro, puertas de bóveda, lo que sea. Incluso con tu poder, Lise, hay un límite en lo rápido que podemos atravesarlos. Agrega el tiempo que tenemos que gastar en encargarnos de los rehenes y preparar una salida segura, y prácticamente garantizo que habrá tiempo para que una capa se entere del robo y nos ralentice aún más.”
Alec dijo: “Como que quiero hacerlo de todos modos. Golpear un banco te lleva a la primera página. Es grandioso para nuestra reputación.”
“El enano tiene razón”, dijo Perra.
Brian refunfuñó, “No cagarla es mejor para nuestra reputación en el largo plazo.” Su voz más profunda era realmente buena para refunfuñar.
Alec me miró, “¿Qué piensas?”
Casi había olvidado que era parte de la discusión. Lo último que quería era robar un banco. Los rehenes podrían salir lastimados. El hecho de que potencialmente me pondría en la primera página del periódico tampoco era un punto a favor, si alguna vez quería abandonar la farsa del supervillano y convertirme en un héroe de buena reputación. Me atreví a decir: “Creo que Brian tiene buenos puntos. Parece imprudente.”
Perra resopló. Creo que vi a Alec rodar sus ojos.
Lisa se inclinó hacia adelante, “Él hace buenos puntos, pero yo tengo mejores. ¿Me escucharan?” El resto de nosotros volvimos nuestra atención hacia ella, aunque Brian frunció el ceño de una forma que parecía que tomaría mucho convencerlo.
“Ok, entonces Brian dijo cosas similares antes, antes de golpear a ese casino hace unas semanas. Así que, estaba esperando esto. Pero no es tan malo como parece. El jefe quiere que hagamos un trabajo en un momento muy específico. Me dio la sensación de que estaba dispuesto a ofrecer bastante más si nos esforzamos, y negocié un trato bastante bueno.”
“El robo del banco fue mi idea, y le gustó. Según él, el Protectorado está ocupado con un evento el jueves, a las afueras de la ciudad. Esa es parte de la razón por la cual el momento es tan importante. Si actuamos entonces, casi no hay posibilidad de que tengamos que tratar con ellos. Si golpeamos al Bay Central, en el centro…”
“Ese es el banco más grande en Brockton Bay”, la interrumpí, medio incrédula.
“Entonces, todo lo que dije sobre que tienen seguridad y tener cuidado es doblemente cierto”, agregó Brian.
Si golpeamos al Bay Central, en el centro”, repitió Lisa, ignorándonos, “entonces estamos golpeando a un lugar a solo una milla del Instituto Arcadia, donde la mayoría de los Custodios van a la escuela. Dadas las jurisdicciones, New Wave no podrá saltar sobre nosotros sin hacer quedar mal a los Custodios, lo que prácticamente garantiza que enfrentemos al equipo de superhéroes juveniles. ¿Me siguen hasta ahora?”
Todos asentimos o murmuramos acuerdo.
“Piensen que esto está sucediendo a la mitad de la jornada escolar, y no todos podrán escabullirse para detener un robo sin llamar la atención. La gente sabe que los Custodios asisten a Arcadia, solo no saben quiénes son. Entonces, todos están constantemente atentos por eso. Ya que no pueden hacer que todos los seis o siete mismos chicos desaparezcan de la clase cada vez que los Custodios van a frustrar un crimen sin quedar en evidencia, hay muchas posibilidades de que enfrentemos a algunos de sus miembros más fuertes, o uno de los más fuertes con un grupo de los que tienen poderes menos sorprendentes. Podemos vencerlos.”
“De acuerdo”, se quejó Brian, “Aceptaré que probablemente nos iría bien en esas circunstancias, pero-”
Lisa lo interrumpió, “También conseguí que el jefe aceptara pagarnos dos por uno por él robo. Traemos quince grandes, nos paga treinta. O nos da suficiente dinero para que nuestro total llegue a veinticinco, lo que sea más al final. Entonces, podríamos irnos con dos mil dólares y él nos pagaría veintitrés mil. Así que mientras no terminemos en la cárcel, tenemos garantizados cinco mil dólares cada uno, como mínimo.”
Los ojos de Brian se agrandaron, “Eso es una locura. ¿Por qué haría eso?”
Y_además_”, Lisa sonrió, “Él cubrirá todos nuestros costos, solo por esta vez. Equipo, información, sobornos si los queremos.”
“¿Por qué?” Me hice eco de la pregunta anterior de Brian, incrédula. Lisa estaba hablando de sumas de dinero que ni siquiera podía visualizar. Nunca había tenido más de quinientos dólares en mi cuenta bancaria.
“Porque nos está patrocinando y es lógico que no quiera financiar un equipo de don nadies. Si logramos esto, no seremos nadie. Eso, y él realmente quiere que hagamos un trabajo en ese momento en particular.”
Hubo unos momentos de silencio cuando todos consideraron el trato. Estaba intentando desesperadamente pensar en una forma de tratar de convencer a estos muchachos de que era una mala idea. Un atraco a un banco podría hacer que me arrestaran. Peor aún, podría llevarme a mí o a un espectador inocente a lastimarse o morir.
Brian me ganó, “El riesgo de recompensa todavía no es bueno. ¿Cinco grandes por golpear lo que bien podría ser el lugar más fortificado en Brockton Bay y una confrontación casi garantizada con los Custodios?”
“El segundo lugar más fortificado”, respondió Lisa, “El Cuartel General del Protectorado es el primero.”
“Buen punto”, dijo Brian, “pero mi argumento es válido.”
“Serán más de cinco grandes para cada uno de nosotros, te lo garantizo”, le dijo Lisa, “es el banco más grande de Brockton Bay. También es el centro de distribución de efectivo para todo el condado. Dicho dinero se transfiere dentro y fuera de vehículos blindados con un horario regular- “
“Entonces, ¿por qué no golpeamos uno de los autos?”, Preguntó Alec.
“Tienen de pasajeros o cobertura aérea a varios miembros de los Custodios y el Protectorado, por lo que estaríamos atrapados en una pelea con otra capa desde el primer minuto. Los mismos problemas de los que habla Brian, en cuanto a quedar atrapado en una pelea, dificultades para acceder al dinero antes de que la mierda se caiga, blah blah blah. De todos modos, el Brockton Bay Central tiene autos que llegan dos veces por semana y salen cuatro veces a la semana. Llegamos un jueves justo después del mediodía, y debería ser el mejor día y hora para el tamaño de la recompensa. La única forma en que nos vayamos con menos de treinta mil es si lo arruinamos. Con lo que el jefe está ofreciendo, eso es noventa mil.”
Ella se cruzó de brazos.
Brian suspiró, largo y fuerte, “Bueno, me tienes, supongo. Suena bien.”
Lisa se volvió hacia Alec. No había ninguna resistencia allí. Él solo dijo, “Claro que sí, cuenta conmigo.”
Perra necesitaba convencerse tan poco como Alec. Ella asintió una vez y luego dirigió su atención al pequeño perro con cicatrices.
Entonces todos me miraron.
“¿Qué estaría haciendo?” Pregunté, nerviosamente, esperando detener o encontrar agujeros en el plan que podría usar para argumentar en contra.
Entonces, Lisa esbozó un plan general. Brian hizo sugerencias, buenas, y el plan se ajustó en consecuencia. Me di cuenta con una decepción creciente y un nudo de ansiedad en mis entrañas que era casi inevitable que sucediera.
Discutir contra el robo bancario en este punto dañaría mi operación encubierta más de lo que ayudaría a nadie. Con eso en mente, comencé a ofrecer sugerencias que, esperaba, minimizarían la posibilidad de un desastre. Por la forma en que lo veía, si ayudaba a que las cosas funcionaran sin problemas, ayudaría a mi plan de obtener información sobre los Undersiders y su jefe. Minimizaría la posibilidad de que alguien entrara en pánico o fuera imprudente y un civil terminara herido. Creo que me sentiría peor si eso sucediera que si fuera a la cárcel.
La discusión continuó por un tiempo. En un momento, Lisa consiguió su computadora portátil, y debatimos las estrategias de entrada y salida mientras ella dibujaba un mapa del diseño del banco. Fue extraño, ver su poder trabajando. Copió una imagen satelital del banco de una búsqueda en la web en un programa de pintura y luego la dibujó con gruesas líneas gruesas para mostrar cómo se distribuían las habitaciones. Con otra búsqueda y una sola fotografía del gerente del banco frente a su escritorio, pudo señalar dónde estaba el escritorio del gerente. Eso no habría sido demasiado asombroso, pero sin detenerse, ella siguió señalando dónde estaban los cajeros, así como las bóvedas, las puertas de la bóveda y la habitación cerrada que contenía las cajas de seguridad. Ella notó dónde estaban la caja de fusibles y los respiraderos del aire acondicionado, pero decidimos que no nos meteríamos con ninguno de esos. Esas cosas eran geniales en las películas, pero no eran de mucha ayuda en la vida real. Además, esto era un asalto, no un atraco sigiloso.
Mientras trabajábamos, Alec se sintió inquietó y fue a hacer el almuerzo temprano. De los cuatro, me dio la impresión de que tenía lo mínimo para contribuir, al menos estratégicamente, y que él lo sabía. No estaba segura de si él simplemente no tenía una mentalidad muy táctica o si solo no le importaba demasiado la etapa de planificación de las cosas. Mis suposiciones me llevaron a esto último, ya que parecía más dispuesto a improvisar que Brian o Lisa.
Nos trajo un plato de bocados de pizza junto con refrescos variados, y comimos mientras terminabamos el plan.
“Está bien”, dijo Brian, mientras Lisa cerraba su laptop, “Creo que tenemos una idea general de lo que estamos haciendo. Sabemos cómo entramos, sabemos quién hace qué cuando estamos adentro, y sabemos cómo queremos salir. Teniendo en cuenta que ningún plan sobrevive al contacto con el enemigo, creo que las probabilidades siguen siendo bastante buenas.”
“Así que, el enemigo”, le dije, resistiendo la tentación de hacer una mueca al darme cuenta de que me enfrentaría a los buenos, “Mi única experiencia luchando en traje… o incluso solo peleando, es contra Lung, y eso no fue bien.”
“No te menosprecies”, dijo Brian, “Lo hiciste mejor que la mayoría.”
“Voy a reformular”, dije, “Pudo haber ido mejor. Vamos contra los Custodios y no son presas fáciles.”
Brian asintió, “Es cierto. Hablemos de estrategia y debilidades. ¿Sabes quiénes son los Custodios?
Me encogí de hombros, “Los he investigado. Los he visto en la televisión. Eso no significa que sepa las cosas importantes.”
“Claro”, dijo, “Así que vamos a la lista. Líder del equipo: Aegis. Uno pensaría que tiene el paquete estándar de Alexandria, vuelo, súper fuerza, invencibilidad, pero eso no es exactamente correcto. Él vuela, pero los otros dos poderes funcionan de manera diferente a lo que cabría esperar. Mira, él no es invencible… simplemente no tiene puntos débiles. Toda su biología está llena de tantas redundancias y refuerzos que simplemente no puedes derribarlo. Arroja arena en sus ojos y todavía puede ver al sentir la luz en su piel. Córtale la garganta y no sangra más de lo que lo haría con la palma de su mano. Al tipo le cortaron un brazo una vez y lo tenía reinsertado y funcionando al día siguiente. Apuñálalo a través del corazón y otro órgano asume las funciones necesarias.”
“¿No es que vayamos a apuñalar a alguien a través del corazón?” Lo convertí en una media pregunta esperanzada, una declaración a medias.
“No. Bueno, no sería una mala idea apuñalar a Aegis a través del corazón solo para frenarlo. Si lo haces con algo lo suficientemente grande. El tipo es como un zombi, se recupera unos segundos después de que lo bajes a golpes, sigue viniendo tras de ti hasta que estás demasiado cansado para defenderte o cometes un error.”
“¿Y él es súper fuerte?”, Le pregunté.
Brian negó con la cabeza, “¿Lisa, quieres explicar esta?”
Ella hizo. “Aegis no es fuerte, pero puede abusar de su cuerpo de maneras que lo hacen parecer como si lo fuera. Puede lanzar golpes lo suficientemente fuertes como para quebrarse la mano, destrozarle las articulaciones y romperle los músculos, y su cuerpo simplemente lo recibe. No tiene motivos para contenerse, y no necesita perder tiempo protegiéndose de ti. También puede recurrir a la adrenalina… ¿has escuchado historias cómo las de abuelas viejas levantando autos del suelo para salvar a sus nietos?”
Asentí.
“Eso es obra de la adrenalina, y Aegis puede hacerlo durante horas seguidas. Su cuerpo no se queda sin energía, no se cansa, no agota sus reservas de adrenalina. Él simplemente sigue.”
“Entonces, ¿cómo lo detienen?”, Le pregunté.
“En realidad, no lo haces”, dijo Brian, “la mejor opción es mantenerlo ocupado, mantenerlo lo suficientemente distraído o meterlo en un lugar del que no pueda escapar. Atrápalo en un contenedor de basura y tíralo al río, y puede obtener algunos minutos de alivio. Lo cual es más difícil de lo que parece. Él es el capitán del equipo, y él no es estúpido. ¿Rachel? Lánzale tus perros sobre él. Un can de dos toneladas o dos debería mantenerlo lejos de nosotros hasta que estemos listos para correr.”
“¿No necesito contenerme?” Preguntó Perra, arqueando las cejas.
“Por una vez, no. Enloquece. Solo, ya sabes, no lo mates. ¿Alec? Tú eres el respaldo allí. Esta atento a Aegis, ve si no puedes usar su poder para desequilibrarlo. Compra suficiente tiempo para que un perro lo ponga en sus fauces y probablemente esté fuera de acción.”
“Seguro”, dijo Alec.
Brian extendió dos dedos y tocó el segundo, “Número dos. Clockblocker.[1] Que se sepa, odio a la gente que mete con el tiempo.”
“Él detiene el tiempo, ¿si mal no recuerdo?”, le pregunté, tanto para permanecer en la conversación como para obtener la aclaración.
“Más específico que eso”, dijo Brian, “puede detener el tiempo para lo que sea que toque. La persona o el objeto que toca se pone básicamente en “pausa” por entre treinta segundos y diez minutos. Lo único bueno es que él no controla o sabe cuánto va a durar. Pero si te pone las manos encima, estás fuera de acción. Se parará a tu lado y esperará hasta que comiences a moverte, luego te tocará de nuevo, o simplemente te atará con cadenas y esposas para que cuando su poder se desvanezca, ya estés bajo custodia.”
“En resumen, si te toca, cagaste”, dijo Alec.
“Lo bueno es que quienquiera que toque es también intocable. No se puede herir, no se puede mover. Punto. Lo usa a la defensiva, y puede hacer cosas como tirar papel o tela en el aire y congelarlo en el tiempo, creando un escudo irrompible. No querrás chocar contra algo que esté congelado. Un automóvil que impacte contra una hoja de papel congelada por Clockblocker se partiría al medio antes de mover papel.”
“Entendido”, dije.
Brian continuó, “El tercer bateador pesado en los Custodios es Vista. ¿Conoces ese mito acerca de cómo las capas que obtienen sus poderes jóvenes son exponencialmente más poderosas? Vista es uno de los niños que mantiene vivo el mito. Clockblocker es un mago con un solo truco, su truco consiste en joder con una de las fuerzas clave de nuestro universo, pero es solo una cosa. Vista también se mete con la física en un nivel fundamental, pero ella es versátil.
“Doce años de edad, y ella tiene el poder de remodelar el espacio. Ella puede estirar un edificio como chicle, para que sea el doble de alto, o apretar dos aceras más cerca para que poder cruzar la calle con un solo paso.”
“Su debilidad”, añadió Lisa, “Es el efecto Manton.” Volvió toda su atención hacia mí, “¿Sabes qué es eso?”
“Lo he escuchado mencionar, pero no sé los detalles.”
“De donde sea que vengan nuestros poderes, también llegaron con algunas limitaciones. Para la mayoría de nosotros, existe una restricción sobre el uso de nuestros poderes en los seres vivos. El alcance de los poderes generalmente se detiene en el exterior del cuerpo de una persona o animal. Hay excepciones para las personas con poderes que solo funcionan en seres vivos, como tú, Alec y Rachel. En pocas palabras el efecto Manton es la razón por la cual la mayoría de los telequinéticos no pueden simplemente aplastar tu corazón. La mayoría de las personas que pueden crear campos de fuerza no pueden crear uno a la mitad de tu cuerpo y cortarre en dos.”
“Narwhal puede”, interrumpió Alec.
“Dije la mayoría”, dijo Lisa, “por qué existen estas restricciones es una pregunta casi tan grande como de dónde obtuvimos nuestros poderes en primer lugar. Las capas que pueden esquivar el efecto Manton se encuentran entre las más fuertes de nosotros.”
Asentí, lentamente. Me pregunté si eso tenía algo que ver con porqué Lung no se quemaba a sí mismo, pero no quería alejarme del tema, “¿Y Vista[2]?”
“Vista puede estirar y comprimir espacio. Ella también puede hacer cosas divertidas con la gravedad. La cosa es que el efecto Manton evita que te estire o comprima a ti. También hace que alterar un área sea mucho más difícil para ella si hay más personas en ese espacio. Así que, si todos nosotros estamos en una habitación, es probable que ella no pueda afectar toda la habitación.”
“_Pero_”, agregó Brian, limpiándose un hilo de queso de la esquina de su labio, “cada vez que nos encontramos con ella, ella ha sido más rápida y en general más hábil con su poder, y ha tenido nuevos trucos. Cada segundo que está en el campo de batalla es una segunda cosa que se vuelve más difícil para nosotros. Tenemos que derribarla lo antes posible. Aegis, Clockblocker, Vista. Esos son los que es más probable que nos crucemos, y sin importar quien más termine viniendo, son ellos con los que tenemos que poder lidiar, o estamos jodidos.
“Pasemos rápidamente por el resto. Kid Win.”
“Artesano”, dijo Lisa, “patineta voladora, pistolas láser, visor de alta tecnología son su equipo habitual. Espera algo nuevo, dependiendo de lo que haya inventado en su taller. Él es móvil, pero no tan amenazante.”
“¿Triumph?”, Dijo Brian.
“Cumplió dieciocho años y se graduó a el Protectorado. No tendremos que preocuparnos por él”, dijo Lisa.
“Gallant.”
“El novio de Glory Girl, finge ser un Artesano en la misma línea que Kid Win, pero creo que simplemente anda con una armadura de segunda mano con un nuevo trabajo de pintura. Lo suyo son estas explosiones de luz. Ser golpeado por una se siente como un golpe en el estómago, pero las explosiones también te alteran tus sentimientos. Te pone triste, te da miedo, avergonzado, vertiginoso, lo que sea. No es tan malo a menos que seas golpeado por un montón en fila. No los golpeen.”
“Eso solo deja a Shadow Stalker. Perra sedienta de sangre”, Brian frunció el ceño.
Alec me explicó: “Ella tiene en mente que Brian es su némesis. Ya sabes, su enemigo número uno, su oscuro opuesto. Ella ha ido tras él en cada oportunidad que tuvo.”
“Ella era una heroína solitaria”, dijo Tattletale, “Vigilante de la noche, hasta que fue demasiado lejos y casi mata a alguien, clavándolo contra una pared con una de sus ballestas. Llamaron a los héroes locales, la arrestaron e hicieron algún tipo de trato. Ahora es un miembro en libertad condicional de los Custodios, con la condición de que use pernos tranquilizantes y munición no letal para su ballesta.”
“Lo que no ase”, Brian gruñó, “Al menos, no cuando viene detrás de mí. Esa flecha que disparó a través de mi costado tenía una puta punta de flecha en ella.”
Tattletale negó con la cabeza, “Sus poderes y Brian tienen una extraña interacción el uno con el otro. Shadow Stalker puede transformarse en cierta forma. Se vuelve extremadamente liviana, puede atravesar el vidrio y las paredes delgadas y es casi invisible. La cosa es que, mientras ella y las cosas que lleva son tenues en su estado transformado, las cosas que dispara con su ballesta solo se mantienen así durante medio segundo. Entonces el efecto desaparece y es una flecha regular que vuela hacia ti. Entonces, puede saltar entre los tejados, casi imposible de ver, difícil de tocar, y todo el tiempo te está disparando flechas muy reales.”
“Entonces, ¿qué haces?”, Le pregunté.
“Su poder no funciona bien mientras está dentro de la oscuridad de Brian, por la razón que sea. No es tan rápida ni ágil, él puede verla mejor, y ella no puede verlo en la oscuridad”, me dijo Tattletale, “Así que se convierte en una especie de juego de la mancha[3] muy intenso, con una persona muy veloz que esta esencialmente ciega y sorda, pero con armas letales, mientras que Brian, el otro, intenta eliminarla sin recibir un disparo.”
“Evitemos eso”, dijo Brian, “consume demasiado tiempo y es posible que quiera usar ese tipo de escenario para retrasarnos. Simplemente que no te dispare, y si la ves o ves la oportunidad, informa al equipo y haz tu mejor esfuerzo para derribarla sin perder de vista un objetivo prioritario.”
“¿Así que ese es el plan, entonces?” Dije, “Tantos quizás.”
“Así son las cosas, Taylor”, dijo Brian, su tono un tanto brusco, “creo que hemos hecho un buen trabajo cubriendo todas las bases.”
“Oh, no quise sonar como si estuviera criticando tu plan”, dije.
“Nuestro plan”, interrumpió Brian.
No quería pensar de esa manera. En cambio, dije: “Estoy un poco nerviosa, es todo.”
“No tienes que venir”, dijo Perra, su tono era demasiado casual.
“Con toda seriedad”, Brian me dijo, “Si estás teniendo dudas…”
“Lo estoy”, admití, “estoy teniendo grandes dudas, enormes dudas. Pero no voy a dejar que eso me detenga. Voy con ustedes.”
“Bien”, Brian respondió: “Entonces tenemos el resto de hoy y mañana para prepararnos. ¿Taylor? Puedes encontrarte conmigo en tu trote a primera hora. Tendré un teléfono celular para ti. Puedes enviar un mensaje de texto a Lisa con cualquier cosa que creas necesitar, como esas armas de las que hablabas. Busca modelos y marcas con anticipación si deseas algo específico.”
“¿Cuál es su número?”, Le pregunté.
“Lo pondré en el teléfono antes de dártelo. ¿Lisa? Confirma el trabajo con el jefe, habla con él sobre las otras cosas.”
“Me encargaré.”
“Entonces, a menos que haya algo más, creo que acabamos de planear un robo a un banco antes del mediodía”, dijo Lisa con una sonrisa. Miré el reloj digital que se muestra debajo del televisor. Efectivamente, eran las once y media.
No pude evitar preguntarme si eso era algo bueno.
[1] Clockblocker: lit. Bloquea relojes. Juego de palabras con Cockblocker, alguien que interfiere en que uno consiga concretar con una chica, ya sea intencional o inintencionalmente.
[2] Vista en inglés tiene un significado similar a panorama o paisaje.
[3] Traduje el juego Tag como “la mancha”, como la conocen en mi pais, en España se lo conoce como Tú la llevas.

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